EXPOSICIÓN DE uno de los fundadores de 'dau al set'

El Macba prepara una antológica de Joan Ponç

Mar Corominas, viuda del creador, reclama más atención para la obra del mítico pintor en el 30º aniversario de su muerte

Mar Corominas, ayer en su casa, junto a uno de los óleos que conserva de su marido Joan Ponç.

Mar Corominas, ayer en su casa, junto a uno de los óleos que conserva de su marido Joan Ponç.

NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Este año se cumple el 30º aniversario de la muerte de Joan Ponç, el más olvidado de los fundadores de Dau al set -la sombra de Tàpies es alargada- y para muchos, como su amigo Luis Goytisolo, «la figura más relevante» del grupo. El escritor lo afirmaba el miércoles junto a la viuda del artista, Mar Corominas, en un encuentro con la prensa, a raíz de la efeméride, con el objetivo de homenajear al creador y reclamar «una exposición selecta» que dé a conocer su obra. La voz de Corominas no es la primera que se levanta a favor de recuperar la obra del autor de las Capses secretes, quizá por eso, el  Museu d'Art Contemporani de Barcelona (Macba) lleva tiempo madurando la idea de una retrospectiva. Se trata de un proyecto que aún no tiene una fecha  concreta de exposición pero sí vocación de ser importante y definitivo. No en vano, el Macba custodia un buen número de piezas del pintor llegadas al museo a través de la colección de Salvador Riera, comprada por la Generalitat en 1993.

Corominas achaca el silencio sobre la obra de Ponç al largo litigio, una década, que ella y el hijo del creador protagonizaron para apropiarse de la herencia del pintor. Y a Tàpies. A juicio de la viuda, el pintor matérico «frenaba» la obra Ponç y «ocultaba Dau al set»Hasta tal punto que su marido, Modest Cuixart y Baltasar Porcel, afirma Corominas, llegaron a reunirse, en 1978 en Céret, para que el autor mallorquín escribiera un libro que denunciará la verdad. «Se sentían disgustados y heridos», asegura, aunque la publicación nunca se llegó a hacer: Ponç «prefirió centrarse en la pintura».

Para conseguir el ansiado reconocimiento, Corominas está dispuesta a «tender la mano» a la asociación que vela por el legado de Ponç (la parte de la familia que ganó el litigio) con la que lleva años sin relacionarse. «Es hora de que nos unamos y hablemos», apunta. Y a aportar sus conocimientos a cualquier proyecto de la entidad -como el catálogo razonado que se está preparando- que sirva para situar al artista en el lugar que se merece.

La petición de visibilidad para Ponç llega ahora porque la herida que dejó en Corominas el litigio ya se ha borrado y la escritura de un libro, Sin olvidole han hecho recordar que prometió velar por su obra.