LA VIDA DEL CREADOR DE MICKEY MOUSE

El lado oscuro de Walt Disney

Una biografía novelada derriba la leyenda del artista

Peter Stephan Jungk, la semana pasada, en el Teatro Real de Madrid.

Peter Stephan Jungk, la semana pasada, en el Teatro Real de Madrid.

OLGA PEREDA
MADRID

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Un hombre que lo hizo todo y que, sin embargo, no hizo nada. Por no crear no creó ni su famosa firma de letras redondas y curvas. Bienvenidos al lado oscuro (y real) de Walt Disney (1901-1966), un hombre tan conocido o más que Jesucristo. Las miserias del padre de Mickey Mouse nos las cuenta, en modo de biografía novelada, el escritor Peter Stephan Jungk, cuya obraEl americano perfecto. Tras la pista de Walt Disneyacaba de editarse en castellano de la mano de Turner Noema. «Walt Disney nunca dibujó ni uno solo de sus personajes. ¡Ni uno! Lo hacían los cientos de personas que trabajan para él (todo hombres, por cierto, las mujeres solo coloreaban). A pesar de esto, él logró un imperio gracias a una sola cosa: su inspiración. Sin esa inspiración, la factoría Disney no hubiera existido». Así lo comenta Jungk en el Teatro Real de Madrid, donde el 22 de enero se estrena una ópera basada en su libro.

Después de escribir una rigurosa biografía del novelista checo Franz Werfel (1890-1945) donde todos los datos estaban «comprobados científicamente», a Jungk le apetecía volver a escribir otra biografía pero con imaginación y libertad. ¿Por qué Walt Disney? «Hace 12 años que escribí el libro. No me acuerdo», afirma entre risas el autor, que se declara fascinado por la figura de Disney, un hombre que montó todo un imperio a pesar, insiste, de que nunca dibujó ni uno solo de sus famosos personajes. «Ni siquiera Mickey Mouse, que es obra de uno de los dibujantes de Disney, Ub Iwerks, al que, por cierto, nadie conoce», comenta.

REALIDAD Y FICCIÓN /El americano perfecto mezcla realidad y ficción para narrar los últimos meses de vida de Walt Disney. El autor echa mano de la imaginación para contar cómo un antiguo empleado despedido (ficción pura) planea un ataque contra su antiguo jefe. Eso es invención, efectivamente. Lo que no es invención es que muchos de sus trabajadores se enfadaron porque sus nombres nunca aparecieron en los títulos de crédito de las películas a pesar de que se dejaban la piel con sus lápices y pinceles. «Curiosamente, ninguno de esos ilustradores hablaba mal de Disney. Es increíble la fascinación que generaba. Es más, esos animadores eran muy talentosos. Pero ninguno de ellos consiguió llegar a nada una vez fuera del imperio Disney», comenta Jungk, que describe en las páginas del libro una relación extramatrimonial que no está totalmente comprobada. «Es cierto que tenía una enfermera que le daba masajes con frecuencia y con la que mantenía largas conversaciones. Ahora bien, si hubo lío o no…»

La parte más oscura de Disney (que odiaba a muerte a comunistas,hippiesy todo aquel que llevara el pelo largo; de hecho, sus empleados no podían ni llevar barba), es la política. «Él inventó a Ronald Reagan», afirma el autor tras recordar que el magnate ofreció nombres de compañeros de profesión a los miembros del comité de actividades antiamericanas. «El odio político de derechas es, quizá, la peor parte de Walt Disney. Si me preguntan por la mejor, diría que el mundo sería un sitio más triste sin sus invenciones. Hizo que la infancia sea un periodo más feliz. Y que conste que no solo creó cosas extremadamente dulces. También ideó personajes que habían perdido a su madre. Eso sí, su imperio esmainstreampuro. Tenía claro que estaba en el mundo para entretener no para hacer arte», concluye.