CRÓNICA

Krahe y 'Mongolia': misa profana

La revista y el músico debaten en público sobre religión y política

Javier Krahe, durante la tertulia del miércoles en Madrid.

Javier Krahe, durante la tertulia del miércoles en Madrid.

JUAN FERNÁNDEZ
MADRID

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Javier Krahe perdió la fe oyendo misa vestido de militar, y no era carnaval ni se había equivocado de fiesta. «En la mili me obligaron a tragarme una misa al aire libre bajo un sol abrasador. Fue ahí cuando me pregunté: ¿esto no será una farsa? De repente sentí un gran alivio. Me hice ateo por iluminación». El cantautor hizo esta confesión el miércoles en un teatro de Lavapiés (Madrid) ante una audiencia entregada que no había acudido a oírle cantar, sino hablar.

Le flanqueaban tres responsables de la revista Mongolia, convocantes del evento. Desde el otoño pasado, la publicación satírica organiza tertulias abiertas al público con figuras que dicen admirar. Ya han sometido a sendos estriptís a Fernando Trueba, Maruja Torres y José Luis Cuerda. El cariz anticlerical de los comentarios de Krahe convirtió su encuentro en una suerte de misa profana.

La escenografía acompañaba: su melena blanca le daba aires de sacerdote rodeado de los miembros de Mongolia en calidad de monaguillos. Les une el mismo afecto hacia las sotanas. «Si tanto le gustan los pobres al Papa, que empiece a repartir», propuso el cantautor. Desde el patio de butacas le tiraron de la lengua. ¿Lo de Rouco y Martínez Camino se puede superar?, le preguntaron. «Será difícil batir a Martínez Camino en cursilería», respondió Krahe. «Es sencillamente gay», apuntó Darío Adanti, dibujante de Mongolia.

Con tanto incienso en el ambiente, era inevitable que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, no saliera en procesión. «Ese señor nos jode la vida, pero a él solo le interesa hablar de santa Teresa». De Esperanza Aguirre a Rajoy o Felipe González, fueron varios los políticos que resultaron sacrificados en el altar improvisado. Krahe también tuvo recuerdos cargados de ironía y mala uva para la historia reciente del país. «Se habla mucho de la transición y la movida, pero la verdadera aportación del PSOE en 1982 fue que los váteres de los bares empezaron a estar limpios».

Mongolia ya prepara una tertulia similar para fechas venideras en Barcelona, con un personaje que mantienen en secreto.