NOVEDAD LITERARIA

John Katzenbach: «Como escritor estoy obligado a incluir mis pensamientos»

El escritor estadounidense publica 'El estudiante', un nuevo 'thriller' en su producción

El escritor estadounidense John Katzenbach, en una visita a Madrid, hace dos años.

El escritor estadounidense John Katzenbach, en una visita a Madrid, hace dos años.

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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Cuando a principios de los años 80 trabajaba en el 'Miami Herald' e intentó publicar su primer libro, John Katzenbach recibió la negativa de 11 editoriales antes de encontrar a quien quisiera darle una oportunidad. Hoy, 32 años después, con 12 millones de ejemplares vendidos y un poblado club de apasionados lectores de sus 'thrillers' en España, Latinoamérica y Alemania, bien podría regodearse en la sensación de venganza. Convencido de que «solo los locos miran atrás», prefiere dejar tan sabroso elemento para sus novelas, como 'El estudiante' (Ediciones B), la historia de un joven con problemas con el alcohol que, convencido de que el suicidio de su tío ha sido asesinato, busca al responsable.

-¿Cuál fue el origen de la historia?

-La idea me apareció al conocer a un par de jóvenes que habían tenido problemas con el alcohol y tenían una aplicación con la que iban contando los días de sobriedad. Me pareció algo interesante, que crea una atmósfera de tensión alrededor del personaje, vas contando día a día. Aquello se emparejó con otro joven que conocía que había pasado por la facultad de Medicina y hablaba de la rabia, amargura y furia que creaba la competitividad. Al mismo tiempo, quedé atrapado en nociones de venganza que nunca se me habían ocurrido. Tendemos pensar en la venganza en singular: «Voy a hacer esto porque se me hizo tal cosa», pero no anticipamos qué pasará después. Puede ser como una piedra que empieza a caer y va cogiendo fuerza.

-La exnovia del protagonista, que le ayuda en su búsqueda, se llama a sí misma «asesina» tras un aborto. ¿Le preocupó estar llevando la culpa moral demasiado lejos?

-Esta pregunta me pone nervioso. Siempre te preocupas por la profundidad que asignas a un personaje y los imperativos morales que entran en su psicología. Me sigue inquietando porque tengo muchas lectoras jóvenes y me pregunté si iba estar dándoles una bofetada con algo que puede ser muy profundo. Pero me salió la vena malvada del escritor: «No, hagámoslo a ver qué pasa». Me preocupa un poco pero el proceso completo del libro al final es sobre redención y ella la encuentra.

-El libro está salpicado de frases sueltas que abordan importantes cuestiones, desde el racismo hasta la exposición de la vida en internet.

-No importa si escribes 'thrillers', poesía, guiones o novelas costumbristas, como escritor estás obligado a incluir algunos de tus pensamientos sobre el mundo que te rodea. Si no lo hicieras, estarías fallando en tu trabajo. Creo que la gente lo espera y a mí me viene de forma natural.

-Es su 13 ª novela. ¿Supersticioso?

-Te vuelves supersticioso en el sentido de plantearte la pregunta de si la historia es suficientemente buena. En ese momento estás dispuesto a vender tu alma a quien sea.

-¿Cuántas más novelas más difícil encontrar originalidad?

-Me enorgullezco de asegurarme que cada historia es diferente y que los elementos que crean suspense y tensión son distintos en cada novela. Después de 12 o 13 me doy cuenta de que no siguen tanto una fórmula como los instintos que tengo, dinámicas de personajes, y puedo identificar cierto sentido de continuidad entre los libros. Si pudiera descubrir qué hace que un lector se quede sin aliento o sienta otro tipo de intensidad, lo embotellaría, lo vendería a otros y todos podríamos retirarnos a nuestra propia isla.

-El libro tiene ese flujo que suele hacer a sus lectores decir que no pueden parar y necesitan leer una página más. ¿Cómo lo consigue?

--Hay que tener un sentido instintivo para dar ritmo a las historias. El día que no lo tenga estaré acabado. En este caso era muy consciente de que tenía que hacer cosas que siguieran empujando a los personajes a circunstancias cada vez más difíciles que crearan sorpresas para el lector, de manera que con cada sorpresa estén forzados, ojalá, a seguir leyendo.

-¿Por qué cree que conecta más con los lectores españoles y latinoamericanos?

-Intentar valorar qué lleva a la gente a un estilo de libro es territorio peligroso pero creo que si como narrador puedes dar a tus personajes y tu trama suficiente sustancia y riqueza, eso atrae lectores, particularmente en Europa y Latinoamérica, donde hay una sensibilidad sobre la tensión psicológica. Los libros a los que no les va tan bien son más caricaturas, lo que yo llamo libros 'Spiderman': quizá reciban unos golpes pero acaban venciendo. En el 'thriller' hay libros que entran en esa categoría, en los que sabes lo que va a pasar. Con mis libros no lo sabes, no estás seguro de qué va a pasarle a los personajes porque están en peligro tanto por sí mismos como por el malo. La vulnerabilidad crea incertidumbre y eso es el tipo de elemento que atrae al lector europeo.

-En la novela lanza un dardo contra su antiguo diario. ¿Es su visión del periodismo de hoy?

-No, al contrario, amo el periodismo, creo que se está haciendo más y más importante porque hay tanta información terrible y tantas cosas que hay que contar exactamente, que el periodismo se hace mucho más importante. Siento gran admiración por la gente que aguanta en esta profesión, y no es fácil, porque hacer las cosas bien lleva tiempo y esfuerzo, no 140 caracteres.

-El director catalán Jesús Monllaó va a adaptar 'El pscioanalista'.

-Hace aproximadamente un año me contactó Sebastián Mery, de Life & Pictures, y cuando vi, en Montreal, 'Hijo de Caín' me pareció muy oscura pero increíblemente dirigida e interpretada, y estilosa. Pensé que no podía haber nadie mejor para adaptar la novela. Si vas a Hollywood es muy predecible lo que querrán hacer, el enfoque europeo del cine es más interesante, son psicológicamente más sofisticados.