La polémica

Javier Marías: «Solo pretendo ser coherente»

El escritor rechaza el Nacional de Narrativa por su decisión «tomada hace años» de no aceptar galardones

Javier Marías, ayer, en su comparecencia ante la prensa para explicar las razones del rechazo al premio.

Javier Marías, ayer, en su comparecencia ante la prensa para explicar las razones del rechazo al premio.

JUAN FERNÁNDEZ
MADRID

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Amediados de los años 90, Javier Marías decidió que jamás aceptaría premio alguno que proviniera de instituciones oficiales españolas o estuviera dotado con dinero público. «No quería que se me viera como un autor favorecido por ningún gobierno, ya que en este país se politiza todo», razonó ayer el novelista en la rueda de prensa que ofreció para explicar los motivos por los que había renunciado al Premio Nacional de Narrativa que le acababa de conceder el Ministerio de Cultura por su novelaLos enamoramientos.

«Solo pretendo ser coherente con la decisión que tomé hace años. No quiero cometer el acto de sinvergonzonería que habría supuesto aceptar ahora este premio después de haber defendido durante tanto tiempo lo contrario», argumentó el protagonista del bombazo que ayer agitó el mundo literario español.

Durante horas, la noticia de su portazo al Ministerio de Cultura disparó todo tipo de especulaciones sobre el cariz político que podía entrañar. El escritor quiso dejar claro que su decisión estaba al margen del color del partido que ocupa ahora mismo el Gobierno. «Si hubiese estado el PSOE en el poder, habría hecho lo mismo», señaló. Pero añadió: «En este momento se le suma otro motivo más para mantenerme en esta postura. No sé si este dinero lo destinará el ministerio a los bancos. Ojalá lo dedique a las bibliotecas públicas, que han contado con cero euros en los Presupuestos del próximo año, lo cual me parece escandaloso». En relación a esta otra razón de su renuncia, el autor de Tu rostro mañanaañadió: «El actual Gobierno empieza a recordar al franquismo, que siempre desdeñó la cultura. Dime de qué recortas y te diré quién eres. Tengo la impresión de que se está recortando de aquello que más cohesiona la sociedad».

El novelista, que sí ha aceptado galardones extranjeros, como el premio de Literatura Europea que le concedieron el año pasado en Austria, dio las gracias a los miembros del jurado -entre los que estaban Clara Sánchez, Marcos Giralt Torrente, Soledad Gallego Díaz y Maria Àngels Vilallonga pero no Javier Cercas, no declinó participar en la reunión- que habían elegido su novela como la mejor del año 2011. Algunos de ellos sabían de antemano su postura, según le informó el portavoz del Ministerio de Cultura que le comunicó el fallo, pero a pesar de eso insistieron en señalar su obra como la más destacada del año. «Esto me hace sentir especialmente honrado. Y también incómodo, porque no es agradable decir que no a un reconocimiento de este tipo, pero me habría sentido peor aceptándolo. El Estado no tiene que darme nada por ejercer mi tarea de escritor, que es algo a lo que nadie me obliga», confesó. Los 20.000 euros del Nacional de Narrativa se suman a los 15.000 de otro galardón al que el novelista también ha dichonorecientemente, según reveló, aunque no detalló de qué distinción se trataba. «Echando cuentas, este año he dejado de ganar 35.000 euros. No están los tiempos para ir tirando el dinero, pero merece la pena hacerlo si así te sientes más tranquilo. Para mi vanidad es preferible no aceptar premios institucionales de mi país», declaró.

Marías consta en su haber con dos galardones oficiales: el Nacional de Traducción, que recibió en 1979, y el que le concedió la Comunidad de Madrid en 1998. «El primero era muy joven cuando me lo dieron, y el segundo lo acepté al provenir de mi ciudad natal y tratarse de un premio sin repercusión», justificó. Pero desde 1995, cuando dijonoa una invitación para representar a las letras hispanas en el Salón del Libro de París, el escritor se ha mantenido fiel en sus escrúpulos a los laureles institucionales. También ha influido en su decisión el hecho de que a su padre, el filósofo Julián Marías, jamás le dedicaran un reconocimiento nacional. «Siempre he pensado que si él no lo había recibido, yo tampoco era merecedor», comparó.

SARCASMO/ Aunque se confesó incapaz de adivinar cómo actuará en el futuro, el narrador cree poco probable que cambie de postura. Ni siquiera para el Cervantes, cuya nominación ya detuvo el año pasado. «Algunos compañeros de la Academia querían proponerme, pero les pedí que no lo hicieran», reveló.

Sin llegar a dar nombres, el novelista se mostró sarcástico con algunos de sus colegas que, presumiendo de independencia, han dichoa las distinciones gubernamentales. «Algunos autores que se manifestaron alejados del poder, luego aceptaron premios oficiales. Hay muy poca memoria cuando se quiere», dejó caer. Aunque reconoció que entre los premiados en ediciones anteriores «hay grandes escritores» pero también otros que no lo son, enumeró a varios que, en su opinión, merecieron un reconocimiento que nunca tuvieron, como Juan Benet, Eduardo Mendoza o Jaime Gil de Biedma. «Tal vez prefiera estar en la lista de los que no tienen el galardón», dijo para concluir una reunión.