concierto de una voz prodigiosa

Jaroussky, contratenor inquieto

El famoso cantante francés interpreta a Vivaldi este miércoles en el Auditori

Philippe Jaroussky, el contratenor sopranista cuya voz tiene miles de fans.

Philippe Jaroussky, el contratenor sopranista cuya voz tiene miles de fans.

MARTA CERVERA / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

el contratenor francés del momento, Philippe Jaroussky, regresa el a Barcelona donde este miércoles presenta en el Auditori las canciones de su nuevo disco dedicado a Vivaldi junto al conjunto Artaserse creado por él. «Como mi tesitura no se adaptaba a la de soprano alto ni tampoco a la de agudo tuve que crear un repertorio a mi medida. Trabajar con mis propios músicos me ha permitido crecer según mis necesidades y no depender de las decisiones de otros directores», destaca el cantante cuyo éxito ha abierto terreno para otros contratenores sopranistas. Habla relajado desde Sao Paulo (Brasil), donde actuó hace pocas semanas y concedió una entrevista telefónica en la que valoró su actual momento.

A sus 36 años, Jaroussky se siente pletórico. Haberse concedido casi un año sabático le ha sentado de maravilla y ha vuelto al trabajo con más ganas que nunca. «He decidido concederme una pausa cada cuatro o cinco años. Son muchas las llamadas que recibo y para preparar bien los proyectos necesito calma. Al igual que los deportistas, los cantantes hemos de descansar para reponernos. ¡Ya no tengo 15 años y he de cuidarme!», admite el cantante que se ha vuelto fan de los masajes. «El concierto perfecto no existe. Quieras o no acumulas tensiones y es importante poder liberarlas».

Pietà, su último disco dedicado a las obras sacras de Vivaldi, refleja el nuevo rumbo que se ha marcado. «Nunca había trabajado con una formación orquestal tan grande. Cuando empezamos con Artaserse había cuatro músicos. Nunca había trabajado con casi una veintena de intérpretes pero he de reconocer que es apasionante. Me encanta dirigir, ajustar el fraseo y los detalles, probar cosas nuevas, equivocarme, adaptar el sonido a las salas donde actuamos... La música te permite trabajar hasta el infinito», comenta entusiasmado con una aventura que para él ha supuesto el inicio de un nuevo proyecto. Aunque seguirá cantando, Jaroussky planea su salto a la dirección. «Me encanta la idea de construir programas desde cero».

Música sacra y ópera

El repertorio del concierto será diferente al de Pietà. Solo habrá obras sacras en la primera parte con el Stabat Mater, primera obra religiosa del compositor de Las cuatro estaciones, Longe mala, umbrae terrores. La segunda estará dedicada a óperas de Vivaldi. «El público quiere escucharme cantar algunas de sus arias y no puedo negarme».

Aunque tras su descanso de ocho meses se juró que iba a dosificar mejor sus conciertos y compromisos, Jaroussky reconoce la dificultad de conseguirlo. «La bulimia musical me supera», confiesa. «Es normal que yo quiera aprovechar el buen momento de mi voz, igual que el público», explica. «Uno nunca sabe cuánto va a durar una voz en plenitud. Los artistas no somos eternos. La voz es como una flor: brilla en la juventud, después adquiere madurez y por último, se marchita», afirma. «Ya me gustaría a mí poder hacer un carrera tan larga como la de Plácido Domingo. Pero él es un caso a parte».

Esta temporada le veremos por primera vez en dos ocasiones en Barcelona. Tras el Auditori, el 25 de marzo presentará en el Liceu su nuevo proyecto, un doble disco de canción francesa que verá la luz en febrero. «Son obras escritas por Verlaine que para mí son como un diario íntimo porque es un repertorio muy particular. Es una música maravillosa, un auténtico tesoro en el que he contado con el apoyo de mi amigo y pianista Jérôme Ducros». Juntos interpretarán estas piezas con música de Fauré, Hahn, Debussy, y Chausson, entre otros. La ópera escenificada la reserva para verano con Alcina, de Händel, en Aix-en-Provence (Francia) .