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James Morrison, un resurgir espiritual

El cantante soul trae a Pedralbes su último disco, 'Higher than here', cruzado por influencias gospel

James Morrison

James Morrison / periodico

JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA

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El cantautor James Morrison se dio a conocer hace una década con 'You give me something', inspirada balada R&B con el toque de clase del productor Eg White. Por entonces, el mercado del chico blanco cantor de soul/folk no estaba tan saturado como en el 2016. La competición se ha puesto ardua: Hozier, Ed Sheeran, James Bay, George Ezra... Es una figura tan reconocible que hasta se la parodia en televisión: véase al Desi de 'Girls'. "¡Somos muchos!", reconoce Morrison. "Por un momento, esto hizo que me preocupara. Me preguntaba si podía destacar entre el resto, si había algo que me hiciera mejor que los demás. Pero la prueba es la piel de gallina".

Explíquese, Mr. Morrison. "Tío, cualquiera puede cantar, pero no todo el mundo puede cantar desde el lugar correcto. Uno puede cantar bien pero no poner la piel de gallina. Esa es la diferencia entre bueno y malo, valioso e irrelevante. Yo canto desde el lugar correcto. Ya ha dejado de preocuparme la competición. De todos modos, no soy tan famoso, ni lo he sido nunca, como para que me preocupe perder un trono".

MÚSICA QUE ELEVE

Las letras de 'Higher than here', el disco que el viernes, día 17, trae al Festival Jardins de Pedralbes (22.00 horas), vienen desde un lugar triste: en cuestión de tres años, vio cómo fallecían su padre –ya relató su luto en el álbum 'The awakening' (2011)– y, después, su hermano, con 44, y su sobrino con 21; no suele dar detalles, yo tampoco se los pido.

Pero este repertorio no busca tanto la depresión como la elevación. ¿Escribió canciones de autoayuda en lugar de autocompasión? "Sentía compasión por mí mismo, pero quería que la música me elevase. Es más fácil interpretar canciones positivas noche tras noche en lugar de lamentos torturados. El disco anterior fue difícil de hacer, y era lo que necesitaba, pero después fue duro pasar año y medio girando con esas canciones".

'Higher than here' es menos específico que universal y alude a cuestiones de espiritualidad en las que muchos podrían verse identificados y, quizá, encontrar refugio. El primer single, 'Demons', es un himno a favor del pensamiento positivo que bebe tanto del góspel como de la música dance actual: "Traté de hacer un disco synth-pop y salió mal", confiesa Morrison, cuya franqueza no deja de sorprenderme. "Pero retuve algunos elementos, como el 'sample' de voz de ardilla que dice 'I got demons' todo el rato en el single. Soy yo mismo, con la voz acelerada. Pequeñas cosas".

También sorprende un poco la bailabilidad del R&B de 'Right here', aunque él nos avisa: nunca querrá ser el nuevo Timberlake. "Me gustan mucho el funk y el R&B. Pero soy lo que soy, nunca podré ser Timberlake. Cuando la música empieza a volverse muy 'cool' salgo corriendo, porque sé que no podré sacar eso adelante".

SU DOBLE VOZ

Por momentos, la voz de Morrison recuerda sobremanera a Terence Trent D’Arby, aquel geniecillo pop-soul que tuvo su momento de gloria a finales de los 80 y después, sobre todo tras rebautizarse –incluso legalmente– Sananda Maitreya, cayó en un cierto olvido. "Esa voz... esa voz era increíble, tío. Quizá le recuerdo porque mi voz también es medio ronca. Ahora parece que se ha vuelto loco. El éxito lo sacudió bien. Pero me sigue gustando su voz y si viniera a tocar por Inglaterra, iría a verlo sin dudar".