MUSICAL

'Into the woods', ir al bosque y perderse

NANDO SALVÀ

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★★ 

ESTRENO: 23 DE ENERO  Rob Marshall  Intérpretes  :James Corden, Anna Kendrick, Emily Blunt, Meryl Streep • Estados Unidos • 125 minutos 

Stephen Sondheim concibió el musical Into the woods como dos mitades: la primera, una jocosa reconfiguración de diversos cuentos populares, interconectados a la manera de autos de choque; la segunda, un sombrío y nada sentimental recordatorio de lo cruel que es el mundo. La estructura, dicen quienes la han visto representada sobre un escenario, funciona de maravilla. Es una pena que, quizá porque esas dos partes necesitan estar separadas por un intermedio o simplemente porque el pacto entre la obra y el espectador no es el mismo en el cine que en el teatro, al cambiar abruptamente de tono esta película se desinfla como un globo mal anudado: el ritmo desaparece y los personajes dejan de tener sentido en buena medida porque, para hacerlo más digerible para toda la familia, los elementos más depresivos del relato han sido eliminados.

En todo caso, incuso hasta ese crucial desvío la película permanece fatalmente atrapada entre el escenario y la pantalla, incomoda en su propia piel. Las canciones, su verdadera razón de ser, se suceden de forma poco memorable para explicitar las lecciones que debemos aprender, empantanando la historia en lugar de hacerla avanzar a causa de las graves carencias como narrador de Rob Marshall.

Por primera vez desde que adapta montajes de Broadway al cine, Marshall se ve aquí obligado a integrar los números musicales en la acción -en Chicago (2002) y Nine (2009) transcurrían con frecuencia dentro de espacios mentales-, y no dispone de coreografías que desmenuzar en la sala de montaje. Es decir, no puede disimular su incapacidad para adivinar dónde poner la cámara y durante cuánto tiempo. Ni para dejar que la historia respire y que las secuencias adquieran su significado completo. Ni para lograr que la artificialidad de la escenografía funcione como reflexión sobre la retórica de los cuentos populares y no solo como un derroche de colorete y cartón piedra.