Inquietante cuento de Marc Artigau

Marc Artigau es una las más interesantes voces de la nueva dramaturgia catalana. Después del éxito de su ‘thriller’ 'El mosquit petit' (TNC y Teatre Almeria) y la experiencia de su diario relato en 'El Club de Mitjanit' de Catalunya Ràdio, demuestra ahora en la Beckett la fuerza de una escritura admirablemente tejida para construir ‘Arbres’. 

El texto es una inquietante intriga planteada como un cuento fantástico con sesgo filosófico y poético. La cuidada dirección de Aleix Fauró contribuye a mantener la tensión narrativa en la que es la primera colaboración entre el autor y la compañía La Virgueria. Un sencillo espacio con otoñales hojas sobre el suelo, pequeñas plantas arbóreas y muebles para acoger alguna de las acciones, enmarca esta trama con el bosque como elemento referente. En su laberinto se dibuja el alma de los personajes.

Lluna (Isis Martín) parece haber sido seducida y atacada por lo más parecido a un hombre lobo. Llorenç (Norbert Martínez), obsesionado por la chica a la que hace tiempo que sigue en secreto, observa detrás de un árbol los hechos. Huye y, nervioso, sube a su coche y tiene un accidente. Lo que después sucede, con el personaje de Alba (Carmela Poch), que se mueve entre los otros intérpretes, no se puede desvelar para salvaguardar el impacto de la intriga.

Las vidas de todos darán un giro en el que las identidades se mezclan y confunden hasta llegar al sorprendente final. La metáfora de los árboles -"quizá podridos, quizá enfermos"- como elementos relacionados con la atmósfera en la que viven los intérpretes funciona, a pesar de les deficiencias de la escenografía. Los elementos utilizados para ubicar algunos movimientos distraen a veces la atención sobre un contenido recreado con desbordante energía por el trío de protagonistas.