LA CITA ARTÍSTICA MÁS REPUTADA

'Illuminazioni' en penumbra

La política en el arte 8Trabajo del artista italiano Felipe Cardena.

La política en el arte 8Trabajo del artista italiano Felipe Cardena.

NATÀLIA FARRÉ
VENECIA ENVIADA ESPECIAL

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Dos mil palomas disecadas. Una campaña para liberar al artista chino Weiwei. Y unaperformanceen la que un atleta corre en una cinta mecánica situada en lo alto de un tanque de 60 toneladas. Son tres de las incontables propuestas que se exhiben en la manifestación más antigua y trascendente del arte contemporáneo en el mundo: la Bienal de Venecia, que este año celebra su 54ª edición, hasta el 27 de noviembre, con la exposiciónIlluminazioni, comisariada por la crítica y editora suiza Bice Curiger, como punto central de la propuesta. Una muestra que presenta a 83 artistas, 32 de ellos muy jóvenes, puesto que la intención de Curiger es exhibir las obras interesantes, no los nombres importantes.

Que el título de la exposición hace referencia a la intención de revelar (iluminar) la producción creativa más reciente y no a cómo la luz incide a la hora de exhibir una pieza queda claro en la primera sala, donde tres colosales piezas de Tintoretto lucen (o no) en penumbra. Es la primera vez que en este templo del arte contemporáneo se exhiben obras clásicas pero «las composiciones audaces y la luz estática y casi febril» del genio italiano, según la comisaria, bien merecen la excepción. Mejor iluminación recibe la más conceptual y minimalista de las propuestas,Invisible painting, de Bruno Jakob, una hoja en blanco que cuelga de la única pared que deja libre el pintor renacentista. Quizá Jacob pensó que era mejor no medirse con el italiano.

Y como si fuera una paradoja, algunas de las piezas más interesantes deIllminazionise ven a oscuras comoSpazio elástico, de Gianni Colombo, una instalación ya expuesta que en 1968 ganó el primer premio de la Bienal. También en penumbra se despliegan los sensoriales trabajos de James Turrell y Pipilotti Rist. En la instalación del primero,The Ganzfeld Piece, el público hace una hora de cola para ser bañado por luces de colores, y los sensuales videos de la suiza proyectados sobre tresvedute del siglo XVIII son un auténtico placer para la vista.

Más luz reciben las aportaciones pictóricas de la muestra, que llegan de la mano de Signar Polke y Ryan Gander, y la polémica de la Bienal, que lleva el sello de Mauricio Cattelan. Este último es el autor de las 2.000 palomas disecadas que reposan en las vigas del edificio de exposiciones y que han levantado ampollas entre los defensores de los animales. Un enfado muy similar al que ha provocado entre los más religiosos Jan Fabre con su recreación de la Piedad de Miguel Ángel (foto silueteada) con la Virgen con una calavera por rostro, una pieza que no se exhibe en la exposición oficial pero sí está en la Bienal.

'Free Ai Weiwei'

La parte más política de la cita la ponen los pabellones nacionales, donde se supone que cada país exhibe lo mejor de su creación, aunque algunos, esta edición, han apostado por la soflama política. El trabajo más vistoso, con tanque incluido, es el de EEUU con su crítica al belicismo -y a la competitividad en general- recreada por la pareja de artistas Allora y Calzadilla. Aunque el más estremecedor es el de Ahmed Basiouny, cuya grabación en la plaza Tahir antes de morir por los disparos de un francotirador se proyecta en el pabellón egipcio. Y la parte más reivindicativa se vivió ayer frente al pabellón chino durante su inauguración, cuando algnos de los presentes levantaron bolsas de mano con el esloganFree Ai Weiwei.

Aunque los pabellones de visita obligada son dos: el inglés, realizado por Mike Nelson, por su originalidad; y el italiano, por su clecticismo. El espacio reúne centenares de artistas -la cifra aumenta dia a dia- y está comisariado por el crítico y personaje mediático italiano Vittorio Sgarbi, que además es alacalde de Salemi y azote de la mafia. De aquí el título del pabellón:L'arte non è cosa nostra.