CRÍTICA

Yo lo guiso, tú lo comes

Pau Arenós se divierte después de 'La cocina de los valientes'

Seis de las propuestas culinarias que ofrece 'Hecho en casa'.

Seis de las propuestas culinarias que ofrece 'Hecho en casa'.

IOSU DE LA TORRE

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los de Ediciones B sostienen en la contraportada de Hecho en casa que entre las manos sujetamos el libro más divertido de Pau Arenós. Aunque en la fotografía de la solapa el periodista de lo tecnoemocional tensiona la mandíbula amenazado por un cuchillo japonés, puedo afirmar que el de Vila-real sabe sonreír, incluso se ríe sin necesidad de que lo sazonen. Conviene cocinarlo al vapor para obtener la mejor sustancia.

Cien platos fáciles y con sustancia para demostrar que sabes cocinar, subtítulo del libraco (410 páginas), ha pasado ya por las manos de Ferran Adrià o Joan Roca. Los dos enormes cocineros no han tenido otro remedio que felicitar la audacia del autor de La cocina de los valientes, esa biblia gastronómica que ha surcado el Atlántico para conquistar el talento de genios del fuego como Alex Atala. Hay restaurantes en México y Brasil, escuelas de Perú, asadores argentinos con una repisa dedicada para aquel volumen que lo iluminó todo en el 2011, como la figura de un santo o una virgen. Ahora tendrán que hacerle un hueco para el recién nacido, un nen Jesús que llega a casa por Navidad. La cocina de los valientes es el libro más importante que ha escrito Arenós.  Hecho en casa, el más gamberro, golafre, con la complicidad de su mujer y sus dos hijos. Gore, Nil y Carla, mercaderes de la cesta de la compra y jurados de los experimentos de papá.

Al cocinitas del Dominical -redactor jefe hiperresponsable hasta el desmayo (de sus compañeros), rastreador del mejor periodismo compostado en trufa blanca-, en realidad solo le faltó encuadernar el libro de recetas con sus manos. Fiel al título. Cada una de las cien recetas cuenta con una sencilla explicación que remata con comentarios sobre cada plato (un golpe de sal, una pizca de cilantro, bastante pimienta) y con un retrato del resultado realizado con esa tableta a la que llamamos iPad. Foto al instante, resultado inmediato. Mucho más que un yo me lo guiso, yo me lo como. Más bien yo os lo guiso y nos lo comemos. Cuento que debe aplicarse el usuario de este evangelio doméstico.

Aprovecho la publicación del libro para cruzar unos correos con el autor. Así puedo contarles que Arenós cuando cocina huye de la inspiración etílica, aunque a veces le vino bien brindar con vermut, mucho hielo y un golpe de lima. Que en los primeros platos se acompañó de la radio, pero que acabó apagándola porque las malas noticias le agobiaban. «Mis hijos danzando arriba y abajo es el mejor sonido».

-¿Por qué no cocina en casa de sus padres?

-Porque mi madre cocina mejor que yo, algunos platos, y así aprovechó para charlar con mis hermanos.

-Que usted cocine sin cantidades, ¿quiere decir que no entiende de medidas? 

-Intuitivo más bien. Nunca tuve talento para las matemáticas.

-Imagina hoy un piso de estudiantes con su manual abierto en la cocina?

-Les convendría. Fui estudiante en un piso y sobreviví con recetas recortadas de revistas. Hecho en casa convierte aquellas páginas en pergaminos del tiempo de los faraones y las momias.

- ¿Cocinaba el gran Néstor Luján?

-No sabría decirle, supo rodearse de buena gente que cocinaba por él.

3HECHO EN CASA

Pau Arenós

Ediciones B

410 págs. 25 €