Gaudí, un gran negocio

Los tres grandes hitos del itinerario gaudiniano generan 62 millones de euros, el 36% de los ingresos propios del patrimonio cultural catalán

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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El patrimonio cultural catalán no es solo un tesoro que exige gastar para rescatarlo y mantenerlo en pie sino también una fuente de riqueza que se debe cultivar. El conseller de Cultura, Ferran Mascarell, ha puesto cifras a este concepto que repite tan a menudo, aunque poniendo énfasis en los frutos que se recogen, para defender que la inversión en patrimonio «no es un gasto improductivo». Según el informe estratégico del sector que ha presentado, los museos, colecciones, archivos y bibliotecas patrimoniales catalanas tienen un peso en la economía catalana, directo o indirecto, de 3.666 millones de euros. Eso sí, los ingresos que directamente generan estas instituciones son 173,69 millones de euros, una cifra que da para al menos dos reflexiones. Desde el punto de vista económico, existe una gaudidependencia excesiva. Los ingresos propios (entradas, tiendas, alquiler de espacios y patrocinio) del top 3 gaudiniano (Sagrada Família, 31,3 millones de euros, Pedrera, 17,2 millones y Casa Batlló, 14 millones) suman el 36% de los ingresos generados por todo el patrimonio cultural catalán. Y, por otra parte, los equipamientos privados explotan mejor su patrimonio (generan 122,9 millones de euros con 14,3 millones de visitantes) que los públicos (50,6 millones de euros con 14,4 millones de visitantes).

Claro que el servicio público no pasa necesariamente por facturar más, y que mucho de los grandes ganchos turísticos están en manos privadas. Pero según Mascarell, es evidente que hay instituciones públicas que deberían gestionar mejor sus recursos (su eterno ejemplo es el infrautilizado aparcamiento de Empúries) y también que es necesario promover no solo el repóker que concentra el interés turístico sino otros atractivos turísticos del patrimonio catalán. «En su primera visita a Barcelona los turistas vienen a la Sagrada Família y el Museu Picasso. Pero tenemos que trabajar más las segundas visitas, y no podemos pretender que todo el mundo vaya al mismo lugar», ha apuntado.

Porque esta concentración es tan evidente económicamente como las aglomeraciones que se producen en la Sagrada Família o el paseo de Gràcia. Hasta ahora, la fórmula del turismo museístico catalán se podría formular así: Gaudí, más Dalí-Picasso-Miró, más Barça.

Muy lejos de la gigantesca máquina de generar dinero gaudiniana se sitúa el Museu del Barça (26,5 millones de euros) y la suma de la Teatre Museu Dalí (15,4 millones de euros), el Museu Picasso (7,2 millones) y la Fundació Miró (5,3 millones). Muy lejos queda el MNAC con 3,6 millones de euros y 635.917 visitantes, menos de la mitad que el Museu Dalí y el Museu del Barça.

Para llegar a una cifra tan abultada como los 3.660 millones calculados en el informe presentado ayer se deben sumar los presupuestos de las instituciones culturales públicas y privadas (390 millones de euros), el volumen de negocio de las empresas relacionadas con estas actividades (243,7 millones de euros) y el gasto turístico total de los turistas que declaran que la motivación principal de su visita a Catalunya es cultural.

Así pues, de la misma manera que se detecta una concentración de los recursos generados por museos y monumentos en unos pocos centros de interés, el origen de los turistas culturales también indica que hay puntos sobre los que trabajar. Mientras que el 20,25% del turismo internacional indica según las encuestas del Instituto de Estudios Turísticos aplicadas a Catalunya que su principal interés es el patrimonial (literalmente, las «visitas culturales: museos, iglesias, pueblos y monumentos»), este es el motivo principal del 11,9% del turismo español y del 5,64% del turismo interior catalán. «También es llamativo, por ejemplo, que en el MNAC haya más visitantes franceses, y casi tantos de EEUU, que españoles», lamenta Mascarell.

De paso, Mascarell ha deslizado una reclamación. Si este es el volumen del turismo cultural, de los 37 millones de euros recaudados por la tasa turística quizá deberían llegar a la Agència del Patrimoni Cultural algo más de los 300.000 euros previstos.