Jean-Pierre y Luc Dardenne: "La solidaridad en la época actual es algo casi utópico"

Los hermanos belgas han inaugurado la Seminci de Valladolid con 'Dos días, una noche', protagonizada por Marion Cotillard

Jean-Pierre y Luc Dardenne, fotografiados ayer en Valladolid.

Jean-Pierre y Luc Dardenne, fotografiados ayer en Valladolid.

NANDO SALVÀ / VALLADOLID

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Los hermanos belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne han inaugurado el viernes la Seminci de Valladolid con Dos días, una noche, en la que Sandra (Marion Cotillard) pasa el fin de semana visitando uno a uno a sus compañeros de trabajo para convencerles de que renuncien a cobrar una prima de 1.000 euros para que de ese modo ella no sea despedida.

-La protagonista de la película lucha por mantener un puesto de trabajo que la abocó a la depresión. ¿No es una ironía?

-Luc Dardenne: Está claro que el trabajo es un lugar de explotación y sufrimiento. Pero al mismo tiempo es un espacio donde se crea comunidad. El trabajo es necesario, porque nos dirigimos hacia una individualización extrema de la sociedad, y eso es muy peligroso. Quizá algún día haya alternativas al trabajo, pero mientras tanto hay que luchar por condiciones laborales más justas.

-Su película sugiere que la solidaridad obrera es posible, pese a que el sistema capitalista está diseñado para evitar la unión entre los trabajadores. ¿De verdad lo creen?

-Jean Pierre Dardenne: Nosotros hemos hecho una ficción y en la ficción puedes soñar. Ojalá esta ficción sirva para modificar un poco la realidad. Pero es cierto que la solidaridad en la época actual es algo casi utópico. La gente sufre un gran miedo social porque están endeudados, y eso hace que piensen exclusivamente en sí mismos. Pensar en los demás se ha convertido en una cuestión moral.

-Los personajes de su película no son pobres. Su miedo no es tanto caer en la pobreza como perder el pequeño estatus que han alcanzado.

-L.D.: Es que eso es lo que sucede en nuestra sociedad. Pagamos todos los meses la casa, el coche, el colegio de los niños, y mantener ese estatus cuesta dinero. Nuestra posición social es frágil y no queremos perderla. Yo conocí a un señor en Bruselas que en un momento dado tuvo que cambiar la caja de cambios del coche, por 700 euros, pero a cambio no fue capaz de pagar el el seguro. Si tiene un accidente está perdido, pero necesita el coche para trabajar.

-En toda Europa han surgido partidos, como Podemos en España, que se sitúan al margen del sistema. ¿Qué opinan de ellos? 

J-.P.D.: Es lógico, puesto que los partidos en el poder no están consiguiendo encontrar soluciones a esta crisis. Los que se sitúan a la derecha de la derecha no nos interesan en absoluto. ¿Y qué hay de los situados a la izquierda de la izquierda? Está por ver de lo que son capaces.

L.D.: Son importantes como ejemplo para la juventud. Los jóvenes crecerán y tomaran como modelo la dinámica de oposición y revuelta de estos movimientos. Ellos serán los socialistas del futuro, y aportarán algo nuevo.

-Y ustedes los cineastas, ¿pueden cambiar algo?

-J.P.D.: El cine puede cambiar la mirada. Un espectador puede entrar en una sala y salir siendo otro, pero para eso las películas no pueden ser de mármol, sino flexibles para dejar sitio al espectador y que tome sus propias decisiones. Demasiados autores de cine social se erigen en jueces.

-Ustedes suelen trabajar con actores desconocidos. ¿Por qué eligieron precisamente a una superestrella como Marion Cotillard? 

-L.D.: Marion trabajó en las condiciones que le propusimos, nunca fue de estrella. De otro modo no habríamos podido trabajar juntos.  Además, para nosotros fue un desafío: muchos espectadores tienen una imagen de Marion y nuestro reto fue esa imagen icónica. Creo que lo hemos logrado.