Grup de Folk, 50 años de una conspiración

Un libro del periodista Ferran Riera explora la trayectoria del colectivo, que será evocada por exmiembros como Jaume Arnella este sábado en el Centre Artesà Tradicionàrius

El festival de folk de 1968 en la Ciutadella, organizado por el Grup de Folk.

El festival de folk de 1968 en la Ciutadella, organizado por el Grup de Folk. / periodico

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Hace 50 años que el Grup de Folk daba sus primeros pasos, inspirado por los vientos contraculturales, y alimenta esta efeméride un libro, ‘El Grup de Folk. Crònica d’un esclat’ (Cossetània), de Ferran Riera, así como la sesión de puertas abiertas, con charla y canciones, que acogerá este sábado el Centre Artesà Tradicionàrius, CAT (16.30 horas). Homenajes a un colectivo de cantantes y músicos cuya trayectoria, como apunta Riera, “tuvo una gran trascendencia pese a su breve vida”.

Fueron, en efecto, 17 meses y 24 días lo que duró su aventura, entre el 4 de abril de 1967, cuando tuvo lugar su reunión fundacional, y el 28 de septiembre de 1968, día de su último concierto, en L’Aliança de Poble Nou. Entre ambas fechas, una singladura con aires de conspiración, conciertos-‘happening’ que plantearon una alternativa a la ‘nova cançó’. “El Grup rompió con la línea de Els Setze Jutges, identificada con la ‘chanson’, y abrió líneas entorno a la tradición catalana, el folk norteamericano y las piezas populares de todo el mundo”, resume Riera, periodista especializado en músicas de raíz.

FRENTE A ELS SETZE JUTGES

Pero, para alabar al Grup de Folk, ¿es preciso criticar a Els Setze Jutges? “No lo creo. Los ‘jutges’ iban con traje y corbata y en sus conciertos el artista estaba arriba y el público abajo, mientras que el Grup era más ‘hippie’ y sus recitales, más participativos. Había diferencias, pero ahora, con el tiempo, parecen más pequeñas. En la defensa de la lengua, ambos colectivos fueron capitales”, argumenta Riera.

En su libro, miembros del Grup de Folk como Sisa o Gabriel Jaraba remarcan esas distancias. Para este último, los ‘jutges’ trataban de evitar el conflicto político más allá del hecho de cantar en catalán, mientras que el Grup “nació politizado y yendo a la contra tanto en las actitudes como en los contenidos”. Aunque dentro de este colectivo había diferentes posiciones. “Como mínimo, dos: la más comprometida y la más pasota y ‘hippie’, con Sisa y Pau Riba”, estima Riera. Consultado por este diario Jaume Arnella, que aparece en el libro como pilar del colectivo, opina que “era muy parecido a lo que hoy es la CUP: contradicciones, discrepancias internas, y cuando todo parecía ya discutido, salía uno y proponía replantearlo otra vez; ¡es lo que tiene el asamblearismo!”

IMPERFECTOS PERO PODEROSOS

Por el Grup de Folk pasaron, brevemente, Ovidi Montllor y Maria del Mar Bonet (la única que compaginó esa militancia con la de ‘jutgessa’), así como Jordi y Albert Batiste, Xesco Boix, Oriol Tramvia, Pau Riba, los miembros de Falsterbo 3, el futuro editor Jaume Vallcorba… Publicaron dos álbumes, ‘Festival folk’ (1967) y ‘Folk 2’ (1968). “No estaban bien grabados, algunos instrumentos estaban desafinados, ciertas voces también y no sabíamos hacer finales, pero tienen más fuerza y frescura que los discos que grabamos hace unos años”, comenta en alusión a los tres trabajos del renovado Grup de Folk entre el 2001 y el 2007.

En el CAT, Arnella se reencontrará con otros dos exmiembros, Jordi Pujol y Jordi Roura, y con músicos de formaciones afines como Esquirols, Els Fums, L’Aviram y Jep i Ton. Con ánimo de celebración y reivindicación. “Que la gente joven se dé cuenta de que hace 50 años ya había quien trabajaba con la canción popular”, suspira Arnella, ocupado ahora en proyectos con la coral Sarabanda, Carles Belda y el escritor Ramon Solsona. En mayo del 2018 se cumplirán 50 años del concierto del Grup en la Ciutadella. ¿No habrá reunión? “Tengo mucho trabajo, pero si alguien lo organiza ahí estaré”.