DOS NOVEDADES DIVULGATIVAS

Un manga para cada paladar

Antoni Guiral culmina su enciclopedia de historia del cómic, 'Del tebeo al manga', con un volumen sobre la viñeta nipona

Entre cómics 8El divulgador y experto en Antoni Guiral, ayer en su estudio de L'Hospitalet.

Entre cómics 8El divulgador y experto en Antoni Guiral, ayer en su estudio de L'Hospitalet.

ANNA ABELLA / BARCELONA

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Existe un manga para cada paladar. Además del shonen (destinado a chicos), el shojo (a chicas) o el seinen (a adultos), una ingente cantidad de subgéneros se aseguran de que así sea: antibélico, histórico (jidaimono) para gurmets, mujeres adultas (josei), mayores de 40, cómico, erótico (hentai), lésbico (yuri), romántico para chicas (shonen ai), con oficinistas (salaryman), con cracks deportivos (spokon), con jovencitas sexy (lolicon), robots (mecha), mafia (yakuza), con relaciones homosexuales entre varones pero hecho por y para mujeres (yaoi) o por y para hombres (bara)... Es solo una de las características del cómic japonés que contribuyen a su éxito masivo y que el profano descubre en Manga: Made in Japan, el anexo con el que el experto Antoni Guiral (Barcelona, 1959) culmina, tras ocho años de trabajo y once tomos, la divulgativa enciclopedia sobre la historia del cómic Del tebeo al manga (Panini), una obra de referencia en la que ha involucrado a centenares de colaboradores.

Este último volumen, que llega a las librerías el día 7, y que cuenta con Marc Bernabé como asesor, ofrece una visión global y actualizada sobre el manga«Está muy enraizado en la cultura de Japón, lo lee gente de todas las edades y llega a todos los públicos. Aunque hoy las cifras se han reducido algo, algunos títulos aún venden un millón de ejemplares -explica Guiral-. Es un producto popular cuya tradición han mantenido. Series que aquí conocimos gracias al anime en televisión, como Doraemon, Shin Chan o Dragon Ball, sobreviven con éxito desde hace décadas».

Aunque puede hablarse de manga desde finales del XIX, con el pintor Katsuhika Hokusai, el verdadero inventor del medio y conocido como el dios del manga fue Osamu Tezuka, que publicó, con 18 años, en 1946, La nueva isla del tesoro«Introdujo el dinamismo y cambios en la narrativa y la secuencia de planos y en seguida publicó de forma generalizada, generando tanto lectores como autores que imitaban su estilo y una industria del manga, que gracias a él explotó. Surgieron las librerías para alquilar mangas y se llegó al récord, aún no superado, de vender más de seis millones de ejemplares de una sola revista de manga». «Tezuka revolucionó la forma de hacer tebeos tras la segunda guerra mundial», se suma Gerardo Vilches, crítico y experto en el mundo de la historieta, que acaba de publicar Breve historia del Cómic Breve historia del Cómic(Nowtilus), un ameno recorrido cronológico y divulgativo donde el manga tiene el peso que merece como uno de los tres mayores mercados del cómic mundial, junto con el estadounidense y el francobelga. Tezuka, que se inspiró en Disney para los enormes ojos de los personajes, «fue tan abrumadoramente influyente en todo lo que se hizo después, que generó productos homogéneos y destinados al público infantil y juvenil, que es lo que él hacía al principio -añade Vilches-. Pero en los 70 y 80 fue capaz de engancharse a los nuevos estilos de manga destinado a un público más adulto con obras de referencia como Adolf».

Guiral recuerda que parte de la industria del cómic española se sustenta en el manga y destaca dos vertientes. «Una más comercial, con One piece, Naruto, la reciente Ataque a los titanes... Y otra de cómic de autor, que en Europa se ha mimado mucho y llega reforzada a España. Adolf y Fénix de Tezuka, Shintaro Kago, Jiro Taniguchi... pertenecen al gekiga, un concepto que acuñó Yoshihiro Tatsumi. Es un manga adulto con planteamientos originales, con historias más duras, dramáticas o reales, más novela gráfica». En España, coinciden ambos expertos, el problema ha sido que el público ha identificado el cómic y el manga solo con un producto infantil y juvenil. Por suerte, añaden, eso empieza a cambiar.