Desdibujada comedia policiaca

Una comisaría de barrio en la noche de un sábado de tormenta. La calma más absoluta reina en la oficina, donde una joven veinteañera aprovecha la inactividad para estudiar la deriva de alguno de los casos que ocupan la atención de sus jefes. De repente, irrumpe en la sala un tipo que ha superado la treintena. Llega completamente mojado por la lluvia. “¿Me puede atender?”, pregunta. “Tendrá que esperar”, responde ella, disgustada porque no desea que nadie perturbe su tranquilidad. Pero él es tan insistente como envolvente. Acaba anunciando que ha cometido un crimen. “Atravesé el corazón de la víctima con un cuchillo”, suelta.

Ella, que dice ser tan solo una oficinista con aspiraciones a convertirse en investigadora pero que tiene olfato para detectar a los culpables, no le acaba de creer. El juego de esta historia, con el aire de las series televisivas de moda como ‘Homeland’, solo acaba de empezar. La atmósfera de la intriga, inspirada en referentes del género, se edifica a partir de unos  incisivos  y chispeantes diálogos cargados de ironía. Sin embargo, y a medida que la trama evoluciona hacia la comedia romántica, con el fondo del ‘Sunday morning’ de Velvet Underground que da título a la obra de Carol López, el relato se desdibuja. Ni siquiera algunos bien colocados e ingeniosos ‘gags’ ayudan a levantar la credibilidad de algunas de las situaciones que narra.

El montaje ha llegado a la Sala Flyhard, plataforma de algunas de las mejores obras recientes del teatro contemporáneo catalán, después de su nacimiento como esbozo en el Torneig de Dramàturgia de Temporada Alta del 2013, pero lo ha hecho sin estar todavía cuajado. Hay problemas de ritmo y de tensión dramática, a pesar del esforzado y convincente trabajo de Nausicaa Bonnín e Isaac Férriz apoyados por un buen Sergio Matamala. ¿Puede la exitosa autora de ‘Germanes’ acabar de pulir este cuento políciaco? En la respuesta a esta pregunta está la clave del futuro recorrido por otras salas de este ‘thriller’ sobre el hombre que solo mata los domingos por la mañana.