Ideas

El demonio del alcohol

RAMÓN de España

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La vida del escritor alemán Hans Fallada (1893-1947) no fue precisamente un lecho de rosas. Adicto a las drogas y, sobre todo, al alcohol, acabó reventando de una sobredosis de morfina en el manicomio donde lo habían recluido tras un confuso incidente con una pistola y su mujer. Él decía que se le había disparado el arma. Su esposa, que había intentado matarla. El estado, por si acaso, lo internó en un centro siniestro del que no salió con vida. Durante su estancia en tan benéfico establecimiento tuvo tiempo, eso sí, de escribir a escondidas y con una grafía ininteligible El bebedor, publicado en Alemania a los tres años de su muerte y que ahora nos ofrece Seix Barral en su Biblioteca Formentor.

En teoría, El bebedor es un dramón sin paliativos sobre el hundimiento de un probo burgués de provincias por culpa del alcohol, pero en la práctica es una desesperada reflexión sobre la condición humana y las sustancias que pueden hacerla más llevadera, aunque conduzcan inevitablemente al desastre. Todo ello, sin moralina alguna.

Puede que el pulcro señor Sommer lo envíe todo al carajo con su ingesta desmedida de alcohol, pero en realidad, ¿qué tenía antes de hundirse?: una vida aburrida y rutinaria, una esposa con la que no había nada que hablar, un trabajo tan respetable como insulso y una vida social inaguantable. Borracho, el pobre Sommer puede hacer grandes planes, confundir a una pelandusca con la mujer de su vida, aspirar a una existencia en plenitud y tocar el cielo cuando el nivel de alcohol en la sangre es el adecuado.

¿Ensalza Fallada el alcoholismo? En absoluto. Es plenamente consciente de que los licores pueden sacar lo mejor y lo peor de un hombre, auparle y hundirle, proporcionarle una felicidad tan falsa como la desdicha y el odio contra uno mismo que provocan las peores resacas.

En la vida de todo beodo, llega el momento de elegir entre la muerte y el reintegrarse a una realidad seca y poco estimulante. Fallada y Sommer optaron por lo primero, pero lo segundo es igual de digno.