UNA ESTRELLA CON OLFATO

Por qué Justin Bieber merece un respeto

El ídolo pop presenta 'Purpose', su última muestra de voluntad evolutiva, en el Palau Sant Jordi

Justin Bieber in concert in Italy

Justin Bieber in concert in Italy / EI LB

JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA

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Justin Bieber es un nombre que se cita con facilidad para resumir todo lo malo de la música actual. Pero, al hablar de Bieber, ¿hablamos de la persona o de su obra? En los juicios sobre el ídolo pop parecen mezclarse una cosa y la otra. Si hemos aprendido a valorar a Wagner más allá de su antisemitismo, o podemos leer a Norman Mailer aunque tratara de matar a una de sus esposas, ¿no es posible aprender a valorar la música de Justin Bieber, separarla de los titulares escabrosos o su (a veces comprensible) desgana en los platós?

El caso de Bieber es un cliché: chico encuentra la fama rápido, se ahoga en el estrellato, empieza a comportarse mal y surgen los titulares preocupantes. Teddy Wayne dedicó una gran novela, 'La canción de amor de Jonny Valentine' (Blackie Books), a tratar de explicar por qué se producen estos casos; y salías de aquella lectura queriendo o, como mínimo, comprendiendo a Bieber un poco mejor.

Desde el año pasado, el cantante vuelve a ser más conocido por su música que por sus deslices públicos. El título de su estimable último álbum es una declaración de intenciones: se llama 'Purpose', 'propósito', porque Bieber cree que ha recuperado sus metas después de una temporada de incertidumbre. Pero casi parece dar igual lo que este hombre se proponga: todavía parece prevalecer la idea de Bieber como Anticristo del pop. Y poco hay de cierto en ello. Repasemos.

SED DE CAMBIO

En la valoración de Bieber se mezclan muchos prejuicios distintos: algo de desdén por el pop, un poco de paternalismo ("esto es solo música para niños", etcétera) y, bajando por la espiral, unas gotas de misoginia ("de hecho, es para niñas, y ya se sabe que las niñas no tienen criterio", etcétera). Se habla de sus canciones como 'prefabricadas', como si esta clase de pop de laboratorio, dispuesto a gustar por doquier, no fuera un arte tremendamente difícil. Y disfrutable, superados los prejuicios.

No es sencillo componer ni producir una canción como 'Baby', la que consolidó a Bieber como estrella global. En el equipo detrás de la canción figuran Tricky Stewart y Terius Nash, 'hitmakers' responsables del 'Umbrella' de Rihanna, una canción que nadie se atrevería a dejar mal. ¿Por qué 'Baby' no goza del mismo respeto?

Tratando de dejar atrás, paso a paso, su imagen prepúber, Bieber se acompañó unos años después de la fiera Nicki Minaj para grabar 'Beauty and the beat', uno de los mejores 'singles' que haya dado el cruce del pop con los recursos EDM. Zedd produjo el tema antes de ser fichado por Gaga como escudero.

Hace tres años, Bieber regaló una serie de temas 'online' (luego recogidos en el recopilatorio 'Journals') en los que colaboraba con raperos ahora consolidados como Chance The Rapper y Future. Bieber sabe de quién rodearse, además de ayudar a crear tendencia: esos 'tropical beats' que ahora suenan por todas partes se deben a sus 'singles' del 2015. Y pocas canciones con ese sonido igualan a 'Where are ü now' (con Jack Ü, el dúo de Skrillex y Diplo), 'What do you mean' o la rotunda 'Sorry'.

No es demasiado tarde para decir "lo siento" a Bieber, o a los muchos fans que irán a verle este martes en el Palau Sant Jordi.