ENTREVISTA CON EL DIRECTOR DE 'Cómo entrenar a tu dragón 2'

Dean DeBlois: «Al cine de animación ya nadie le tose»

El joven vikingo Hipo y el dragón Desdentao, en 'Cómo entrenar a tu dragón 2'.

El joven vikingo Hipo y el dragón Desdentao, en 'Cómo entrenar a tu dragón 2'.

NANDO SALVÀ

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Hace cuatro años, los directores Dean DeBlois y Chris Sanders sorprendieron a crítica y público con Cómo entrenar a tu dragón (2010), fantasía animada dotada de hondura emocional de su historia, impecable animación y asombrosas secuencias aéreas. Esta vez en solitario, Dean DeBlois (Aylmer, Quebec, 1970) -en la silueta que acompaña esta entrevista- dirige Cómo entrenar a tu dragón 2, en la que el joven héroe vikingo Hipo y su dragón Desdentado se ven abocados a una batalla para proteger la paz en la Isla de Berk.

-¿Sabía usted desde el principio que Cómo entrenar a tu dragón sería una trilogía?

-Pues, no. Un mes después del estreno de Cómo entrenar a tu dragón (2010), Jerry Katzenberg [jefe de la productora Dreamworks Animation] me propuso empezar a desarrollar una continuación. Pero yo suelo ser reticente acerca de esas segundas partes que se limitan a reciclar y que demuestran ser innecesarias. Por eso le propuse: '¿Y por qué no una trilogía?'. En lugar de repetir el mismo esquema exclusivamente para hacer caja, ¿por qué no crear una verdadera saga cinematográfica?

-En ese sentido, ¿hasta qué punto ha sido El Imperio contrataca (1980) una influencia?

-Yo crecí con la trilogía Star Wars, y en concreto ver El Imperio contrataca fue una experiencia realmente fundamental para mí. Tenía solo 10 años, e influyó enormemente en mi amor por el arte y la fantasía. Y esa segunda entrega tomó todo lo que era bueno de La guerra de las galaxias (1977) y lo hizo más grande y mejor todavía. Eso mismo hemos intentado ahora nosotros. Me dije: hagamos lo posible para no repetirnos, ampliar la historia, profundizar en los personajes y crear un universo nuevo, diferente y necesario.

-Peter Jackson dijo que, para el director de una trilogía, la segunda parte siempre es la más gratificante.

-Y estoy de acuerdo con él. Las segundas partes son más liberadoras, no tienes que preocuparte ni por establecer las reglas o los orígenes, como hace la primera entrega, ni por llevar la historia a su conclusión, como hace la tercera. Puedes dedicarte a enriquecer el universo de la saga y expandir sus límites.

-En efecto, esta vez hay más personajes y muchos más dragones. ¿Qué le inspiró a la hora de diseñarlos?

-No quise que los dragones sean solo criaturas que escupen fuego y siembran la destrucción a su paso. Son seres complejos y hasta tiernos, y a ratos se comportan como perros o gatos. En la primera película, Chris Sanders y yo nos inspiramos en títulos como Nacida libre (1966) y E.T. El extraterrestre (1982), que muestran esa especie de conexión espiritual entre los humanos y los animales. Es algo que era importante mantener en este segundo episodio.

-En todo caso, ¿diría usted que esta es una película más oscura que su predecesora?

-Es más adulta, por decirlo de alguna manera. Al escribirla me acordé de mi juventud, y recordé ese momento en el que contemplas tu propia infancia y te das cuenta de que tienes que romper el vínculo con ella y dejarla atrás para convertirte en adulto. Y no es fácil. Hipo está destinado a convertirse en el jefe de los vikingos y en todo un héroe, y el suyo es un futuro lleno de incertidumbres y no necesariamente atractivo. Todos nos hemos enfrentado a dilemas similares.

-¿Le molesta que siga considerándose que el cine de animación es solo para niños?

-Pues sí, un poco, la verdad. Yo nunca tuve al público infantil en mente, sino que quise hacer el tipo de película que yo mismo pagaría por ver en el cine. Esa fue la filosofía que seguimos mi equipo y yo desde el principio: por eso al final de la primera película el héroe pierde una pierna, y ahora, en la segunda, debe volar con una postiza. Mi prioridad siempre ha sido crear un mundo donde imperan las leyes de la física, y donde todos los actos, sean como sean, tienen consecuencias.

-Brad Bird pasó de dirigir Los increíbles (2004) para Pixar a rodar Misión Imposible: Protocolo Fantasma (2011) con Tom Cruise. ¿Le gustaría a usted también dar el salto de la animación al cine de acción real?

-Por supuesto que sí. Tras dirigir Lilo & Stitch (2002) vendí tres proyectos de películas de acción real a los estudios de Hollywood, pero ninguno de ellos prosperó. Y ese sigue siendo mi objetivo. De todos modos, las fronteras entre ambos medios se han diluido, de modo que, para hacer esta película yo he podido contar con talentos como la actriz Cate Blanchett y el director de fotografía Roger Deakins, y con los consejos de Steven Spielberg. Al cine de animación ya nadie le tose.