Cumbre balcánica en Apolo

Las culturas gitana y judía representan, en apariencia, mundos distintos, pero sus músicas tienen numerosos puntos de contacto. «Gitanos y judíos vivían juntos en muchos pueblos de Europa oriental, y compartían canciones. En muchos casos no se sabe quién tomó prestado de quién», explica el clarinetista serbio, de raíces indias y formación clásica, Robindro Nikolic, portavoz de la Barcelona Gipsy Klezmer Orchestra, que ofrece este jueves el recital 'Balkan reunion' en Apolo (21.00 horas).

Creada en Barcelona en el 2012, la Orquestra cuenta con la cantante catalana Sandra Sangiao y músicos de Grecia, Italia, Francia, Rusia y Ucrania, y esta noche contará con tres invitados de prestigio: el cantante esloveno Vlado Kreslin, la turca Nihan Devecioglu y el saxofonista macedonio King Ferus Mustafov. Reticentes a la mezcla de géneros, prefieren hablar de comunicación entre estilos. «Han salido grupos de gipsy-ska, gipsy-punk o balkan-cumbia donde todo acaba sonando igual. Nosotros partimos de la idea de que la música gitana y la judía son diferentes, aunque tengan aspectos en común», señala Nikolic, para quien ambos pueblos tienen en común que «han demostrado siempre una gran capacidad para sobrevivir y echar raíces en lugares nuevos».

Versión de 'Ay, Carmela'

Barcelona imprime, opina Nikolic, un acento inspirador en el grupo a través de su ambiente multicultural. «Aquí hay mucha gente joven de países diferentes y eso se aprecia en nuestra música. No queremos vivir en el pasado limitándonos a reproducir la música de otro tiempo», señala. Ese contacto con otras culturas explica que en su primer disco, 'Imbarca' (Embarque en rumano), incluyan una versión de 'Hasta siempre, comandante', del cantautor cubano Carlos Puebla («la tocamos al estilo de los gitanos de Transilvania») y que en el recital de Apolo piensen incorporar 'Ay, Carmela', que fundirán con la pieza tradicional serbia 'Opa cupa'.

Han reclutado a sus invitados de hoy para su segundo disco, que publicarán en otoño y que contendrá, al menos, cuatro canciones propias y algunos rescates históricos. Fieles a su máxima: «nos gustan las piezas antiguas, olvidadas, no los hits».