La 68ª edición del certamen cinematográfico italiano

Clooney impacta con un sólido 'thriller' político

Venecia aplaude 'Los idus de marzo', cuarto trabajo como director de la carismática estrella

De izquierda a derecha, Paul Giamatti, Grant Heslov (coguionista del filme), Philip Seymour Hoffman, Eva Rachel Wood y George Clooney, en su comparecencia ante la prensa en Venecia, ayer.

De izquierda a derecha, Paul Giamatti, Grant Heslov (coguionista del filme), Philip Seymour Hoffman, Eva Rachel Wood y George Clooney, en su comparecencia ante la prensa en Venecia, ayer.

NANDO SALVÀ
VENECIA

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George Clooney podría hacer carrera en la política: porque es un tipo agradable a la vista, porque tiene ideales y porque la convicción con la que los defiende probablemente los haga parecer más profundos y meditados de lo que son. Tiene sentido, pues, que también sean esas las cualidades que poseeLos idus de marzo,la película encargada de abrir ayer la Mostra de Venecia y en la que, en su doble faceta de actor y director, Clooney recupera el tono políticamente comprometido que mostró en Buenas noches, y buena suerte (2005). Es una obra igual de fotogénica que su creador, que lleva a cabo una pertinente reflexión sobre el entramado electoral y que disfraza su falta de profundidad a través de una intriga tensa y precisa.

«Yo no diría que es una película política», explicaba ayer Clooney ante la prensa, que aplaudió su cuarto filme como director. «Es un relato sobre la moralidad y sobre lo que significa vender tu alma, y podría suceder en Wall Street o en el mundo del deporte». Pero el caso es queLos idus de marzotranscurre en el de la política: es la historia de un gobernador demócrata (Clooney) que hace campaña para convertirse en candidato a la presidencia y, sobre todo, la de uno de sus asesores (Ryan Gosling), un joven idealista a punto de comprender lo volátil que la integridad personal y la fe en las personas pueden llegar a ser. En otras palabras, un cuento moral contado tantas veces como el de Pulgarcito. «Es algo que lleva pasando desde los tiempos de Julio César», reconoció Clooney, también para explicar que el título de la película haga referencia a la fecha del asesinato del emperador romano. «He querido dejar que la gente decida quién es el César y quién Bruto». Es decir, la referencia no es particularmente pertinente, pero hace bonito y da enjundia.

POLÍTICA DEMÓCRATA/Los idus de marzoadapta una obra teatral de Beau Willimon, que trabajó en la campaña presidencial de Howard Dean en el 2004, y por tanto no es extraño que por momentos visite algunas zonas oscuras de la política demócrata. Durante un debate televisivo, por ejemplo, al candidato le preguntan si seguiría oponiéndose a la pena de muerte si su propia esposa fuera violada y asesinada, la misma cuestión que hundió a Michael Dukakis en la campaña de 1988. Asimismo, hay alusiones veladas escándalo Lewinsky -«puedes empezar una guerra inútil o llevar a todo un país a la quiebra. Pero ni se te ocurra liarte con una becaria»--, y síntomas del desencanto provocado por el presidente Obama, un hombre elegido entre promesas de cambio y que no parece haber estado a la altura de las astronómicas esperanzas puestas en él.

«Empezamos a preparar Los idus de marzoen el 2007, pero luego Obama fue elegido y todo el mundo se puso tan contento que no nos pareció una buena idea hacer una película con una tan desencantada con la política», recordó ayer Clooney, a quien acompañaban los actores Philip Seymour Hoffman, Paul Giamatti, Evan Rachel Wood y Marisa Tomei pero no Gosling. «Pero ese optimismo solo duró un año».

En última instancia, sin embargo, Clooney decide estar menos interesado por las intrigas de Washington que por las de Hollywood, y entonces la película se convierte en un impecable pero muy convencional thrillerrepleto de muertes sospechosas y traiciones de altos vuelos, que no se toma muchas molestias en esconder las costuras de su tejido narrativo ni en convertir a sus personajes en meros mecanismos para enrevesar el argumento. Como su personaje en el filme, Clooney entiende que para llegar a la gente hay que hacer concesiones, y puede que tenga razón. PeroEl candidatooEl ala oeste de la Casa Blancanunca usaron esos trucos.