ESTRENO

Lucifer abre las puertas del 'Cabaret maldito' en el Port Vell

Suso Silva, en su papel de Lucifer en el espectáculo 'Cabaret maldito'.

Suso Silva, en su papel de Lucifer en el espectáculo 'Cabaret maldito'. / periodico

OLGA PEREDA / MADRID

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Bienvenidos al hogar de Lucifer, un reino de la lujuria solo apto para adultos por el que desfilan payasos travestidos, enanos viciosos y madames depravadas, entre otros seres. Estamos en 'Cabaret maldito', el tercer espectáculo de la compañía Circo de los HorroresCirco de los Horrores, que desembarca ahora en el Port Vell de Barcelona, donde estará hasta el 13 de marzo.

El maestro de ceremonias es Lucifer, alter ego de Suso Silva, creador de la compañía. "A los espectadores les intento atraer a mi lado oscuro. Ofrezco sexo, lujuria, fama, poder a cambio de que me vendan su alma. El infierno no es un mal lugar para vivir: no hay normas ni políticos. Solo pecados capitales. Hay que vivir intensamente porque el tiempo es oro", suelta Silva, gallego de 54 años que inició su carrera como mimo y que siempre ha defendido la revitalización del circo (en el 2003 obtuvo el Premio Nacional de circo). "Desde los años 80 yo ya sabía que el circo había que actualizarlo. Hay que atraer a los jóvenes, darles cosas diferentes, humor y escenografía. Algo distinto a lo tradicional. Transportarles a otro mundo", añade.

Tras los dos espectáculo anteriores ('Circo de los horrores' y 'Manicomio'), 'Cabaret maldito' (un gigantesco espectáculo en el que trabajan unos 30 artistas en la carpa y otras 15 personas fuera de ella) es un "chute de adrenalina", en palabras del director. "El público tiene que venir con la mente abierta. Porque somos bárbaros y les vamos a reventar a risas. Mi misión consiste en desinhibir a la gente. Para ello, saco un confesionario negro donde hablamos de todo, incluidas las tendencias sexuales. La reacción de la gente es asombrosa. Tenemos una legión de fieles espectadores. Los que son nuevos tardan más en entrar en el 'show', pero a los pocos minutos entienden de qué vamos y lo gozan", explica Silva, cuyos tres espectáculos están ahora mismo de gira por medio mundo, desde EEUU hasta América Latina y Europa. "El truco está en que hacemos terapia de risa. Nos reímos de todo. Meto mucha caña a los espectadores. Y también a mí mismo", añade Silva, al que le lleva una hora maquillarse como Lucifer.

Con una estética muy cuidada, 'Cabaret maldito' tiene su fuerza en la palabra. Pero también en lo puramente físico, en unos números circenses muy potentes que incluyen desde un tango con patines hasta contorsiones inimaginables. "Ojo, no somos el Cirque du Soleil", advierte.

LLENO TODOS LOS DÍAS

En su paso por Madrid, el 'show' ha llenado todos los días las 800 butacas de la carpa. "Nuestro secreto son los precios asequibles. Y, por eso, todo el mundo viene a vernos. La crisis económica tan brutal que ha tenido España no la hemos notado mucho, pero, precisamente, porque nos hemos adaptado al bolsillo de nuestros espectadores. Y eso que, de cada entrada, el 21% es para Hacienda", subraya el director, que pide al ministro Cristóbal Montoro que vaya a ver el espectáculo. "Le meteré en el confesionario y le preguntaré por sus pecadillos", se ríe Silva, que añade que a quien no le gustaría ver en la carpa sería a ningún miembro de la Conferencia Episcopal. "Qué horror. Esos sí que dan miedo". A pesar de tener a Lucifer como maestro de ceremonias, 'Cabaret maldito' no es un espectáculo irreverente. "No hacemos ni una sola alusión a la Iglesia", advierte.

Silva ya está pensado en el siguiente espectáculo, del que no da ni media pista por temor al pirateo. Se confiesa como un adicto a su oficio, aunque él (que vive en una caravana, junto a su familia) no lo llama trabajo, sino "una forma de vivir".