CRÓNICA

Un brillante 'Don Giovanni'

René Jacobs dirige con maestría en el Palau el concertante de la obra de Mozart

Un momento del concertante de la ópera 'Don Giovanni', la noche del miércoles, en el Palau.

Un momento del concertante de la ópera 'Don Giovanni', la noche del miércoles, en el Palau.

CÉSAR LÓPEZ ROSELL / BARCELONA

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¡Qué belleza! René Jacobs, al frente de la Orquesta Barroca de Friburgo, un notable reparto de cantantes y el Cor de Cambra del Palau, volvió a conquistar el recinto modernista con Don Giovanni. Era su segunda entrega de la trilogía de Mozart y Da Ponte, tras Las Bodas de Fígaro del 2013 y antes de enfrentarse en el curso 2016-2017 a Cosí fan tutte. La pulcra, compacta y brillante versión de la célebre ópera, interpretada de acuerdo con los más rigurosos criterios de aproximación a lo originalmente escrito, hará que este espectáculo musical sea recordado como uno de los mejores del exclusivo ciclo de la sala.

El maestro flamenco, de 69 años, exhibió de nuevo la excelencia de su trabajo en el completo proyecto mozartiano iniciado el 2012 con La flauta mágica. La formación alemana mostró su exquisita sutileza a la hora de transmitir el completo catálogo de registros sonoros y dramáticos de la partitura interpretados con instrumentos históricos, entre los que se incluye el fortepiano.

Jacobs se mostró atento a los más pequeños detalles y logró que los momentos de tensión, lirismo y terror, expresado con el pasaje de la estatua del Comendador que se lleva al libertino protagonista a los infiernos, fueran percibidos con nitidez. El director logró, con un buen ensamblaje entre cantantes, coro y la orquesta, dibujar el equilibrado perfil de los personajes de este dramma giocoso. La semiescenificación sin atrezzo, utilizando la parte delantera y trasera del escenario e incluso la sala, contribuyó a redondear el seguimiento de la trama.

LO MEJOR / Johannes Weisser fue un buen Don Giovanni, aunque algo irregular en sus prestaciones vocales. Marcos Fink (Leporello), con un registro limitado brilló en cambio en su faceta de actor cómico. Lo mejor de la función fue la Donna Anna de Birgitte Christensen, con una voz potente y bien modulada que lució en sus arias. La Donna Elvira de Alexandrina Pendatchanka también estuvo a la altura mostrando un gran temperamento interpretativo. Jeremy Ovenden (Don Ottavio), con un buen color de voz, fue de menos a más ofreciendo una correcta versión de Il mio tesoro intanto. Sunhae Im, con menos proyección que sus compañeras, fue una seductora Zerlina, y el bajo Tareq Nazmi (Masetto y Comendador) respondió con fuerza a las exigencias de su doble papel.

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