Preparativos para el transporte de una obra capital

'Au revoir' Renoir

El 'Bal du moulin de la Galette' deja Barcelona camino de París bajo fuertes medidas de seguridad

NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

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{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"La obra maestra\u00a0","text":"del franc\u00e9s viaja en una caja isot\u00e9rmica,\u00a0ign\u00edfuga\u00a0y con tratamiento contra los xil\u00f3fagos"}}El 'Bal du moulin de la Galette' ya no está en Barcelona. Partió de vuelta a casa, el Museo de Orsay, el martes u hoy, imposible de saber o prohibido de explicar. En cuestiones de arte la seguridad manda. Y la discreción es norma. Así que los cuatro camiones climatizados, precintados, geolocalizados y custodiados con la obra maestra de Renoir y las otras 69 piezas que formaban la muestra 'Renoir entre mujeres' están camino de París o ya han llegado. El cuándo, el cómo, y la ruta tomada permanecen en secreto. Toda prudencia es poca cuando se habla de obras de alto valor artístico y económico. "¿Cómo tasar un cuadro irrepetible que no está y nunca estará a la venta? No tiene precio. Es como preguntarse cuánto dinero necesitas para reemplazar 'Las Meninas'. Ninguno, porque son irremplazables". Palabra de  Pablo Jiménez Burillo, director de Cultura de la Fundación Mapfre y responsable de su exposición en Barcelona. Así que lo suyo es tomar las máximas medidas de seguridad y de conservación. 

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El domingo cerró la muestra. Y el lunes empezó el proceso de desmontaje. Algo interesante y difícil de ver a lo que este diario tuvo acceso. El Museo d’Orsay, el prestador de las obras y por lo tanto quien controla el proceso, dio permiso para entrar en la cocina de la exposición. Allí donde se cuece todo antes y después de que los visitantes disfruten de los óleos perfectamente dispuestos para crear un relato y una experiencia visual. El martes el paisaje había mutado: donde antes colgaban las obras maestras, ahora se amontonaban cajas, cartones, espumas, cintas y demás material ignifugo, aislante y, sobre todo, neutro, para no alterar las obras durante su manipulación.

Nada se toca sin guantes. Esta es la primera premisa. Y guantes llevaban los dos operarios que descolgaron el 'Bal du moulin de la Galette', que no fue de la pared al suelo, sino de la pared a un carrito especial, con la inclinación adecuada para que el cuadro no sufriera mientras se hacía su informe de estado. El paso previo fue sujetarlo con una cinta (neutra, por supuesto) para luego cotejarlo con el mapa de alteración de la obra. Veamos, cada vez que una pieza es manipulada se hace un informe de su conservación, ello significa que se coge el documento donde constan todas sus irregularidades previas y se comprueba que durante el movimiento no ha surgido una nueva. Lo usual es que no pase, y de ocurrir suele tratarse de un nuevo craquelado. No fue el caso del 'Bal du moulin de la Galette'.

ESCOLTA POLICIAL

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El informe de estado se hizo el martes, pero se hizo también cuando la pieza emprendió el viaje hacia Barcelona, en septiembre, y se volverá a hacer 24 horas después de su llegada a París. El objetivo es comprobar que el trayecto no la ha dañado. Y el día de espera antes de la comprobación es necesario para que la obra se aclimate después del viaje. En caso de que el cuadro hubiera sido transportado en avión, el plazo para desembalarlo habría sido de dos días. Aunque el transporte aéreo solo se utiliza para distancias muy largas, para el trecho que separa Barcelona de París es más segura la carretera, amén de que a veces las cajas como la del 'Bal du moulin de la Galette' (257 x 62 x 214 cm) no entran en las bodegas de los aviones.  

Así, la obra maestra de Renoir y el resto de la exposición han tomado el camino de vuelta a París en cuatro camiones. No son furgones normales sino camiones con un sistema de suspensión especial para evitar vibraciones y golpes, además de climatizados. También están monitorizados, de manera que es posible saber dónde están en todo momento y si se abre una puerta. Además de estar precintados y llevar alarma. Jamás circulan de noche. Y si esta cae, hay pernocta. ¿Dónde y cómo? Es tan secreto como la ruta. La escolta tampoco se explica, más allá de que salen de Barcelona custodiados por la guardia urbana y llegan a París con la compañía de la policía francesa. 

PERMISO DEL MINISTERIO

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Antes pero hay que embalar la obra: caja superisotérmica y hecha a medida. Cada vez que el 'Bal du moulin de la Galette' se mueve lleva traje de sastre. Ignifugo y con tratamiento contra los xilófagos, y con un potente sistema de aislamiento hecho por múltiples capas que dejan la obra completamente sujeta. En esta ocasión no lleva 'datalogger', el sistema que emite segundo a segundo las condiciones ambientales de dentro de la caja, el trayecto es corto y el resto de medidas lo hacen innecesario.  El proceso de colocación del cuadro se hace en horizontal para luego levantarlo, colocarle el preceptivo precinto y así dejarlo: viaja de pie y en el sentido de la obra. Es más seguro.

Con la obra maestra cargada en el camión empieza el fin de un viaje que no ha sido fácil. La pieza raramente sale de París, lo ha hecho en contadas ocasiones, y lo hace siempre con un permiso especial del Ministerio de Cultura francés. La ocasión lo merecía: su primer viaje fue a Barcelona, en 1917, con motivo de la exposición de arte francés que se celebró en la ciudad para apoyar a los artistas del país vecino que no podían celebrar sus salones anuales por estar en guerra. "Era una manera de celebrar el centenario y de contar una bonita historia de solidaridad de Barcelona con París", afirma Jiménez Burillo. Así que el ministerio cedió.