crónica

El Dúo Dinámico resiste un nuevo asalto

La pareja barcelonesa inauguró en el Palau el Festival del Mil·lenni

LUIS TROQUEL
BARCELONA

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¿Por qué ya apenas actúa el Dúo Dinámico en su propia ciudad? No por falta de público, como demostraron en el concierto inaugural de la 12ª edición del Festival del Mil·lenni. Las entradas para verlos en el Palau de la Música se acabaron tan rápido que repetirán el próximo día 16 en el Auditori. A la celebración de sus 50 años cantando (bueno, ya casi 52) se sumó la del cumpleaños del mayor de ellos, Ramón Arcusa, que alcanzó 74 años el pasado viernes con pastel y velitas entre canción y canción. O entre éxito y éxito, se impone decir. Porque aquello fue una catarata de melodías bandera. Casi todas de sus inicios, pero también alguna de los años 80, como Tú vacilándome... y Resistiré, que sirvió tanto de presentación como despedida.

Con Ramón como siempre a la guitarra y un grupo de seis músicos, ejercieron tanto de cantantes como entertainers. Entre anécdotas y bromas autoparódicas sobre su edad dijeron: «Todo lo que suena aquí es en riguroso directo. No hacemos playback como Lady Gagá». Dicho así, con acento final, tal vez para resaltar lo nada gagá que ellos están. Porque en contra de lo que muchos puedan pensar, no sonaron a dúo geriátrico. La estampa de Manolo puede resultar acartonada en foto fija, pero en movimiento sigue siendo una incesante fuente de energía. Parece imposible lo bien que todavía cantan (doo wop a capella incluido) y piezas como Perdóname, El final del verano, Esos ojitos negros, Como ayer y Quisiera ser siguen sonando a inmejorable anticipo del pop español posterior.

MOMENTO MILITARIZADO / Hicieron versiones de composiciones suyas para otros (La, la, la, Soy un truhán), juntaron en bloques las piezas con títulos nominales (Mari Carmen, Lolita..) y las de su trayectoria cinematográfica (con Guardiamarina soy como momento militarizado), y lograron que Quince años tiene mi amor sonara tan inocente y blanca como en 1960. Hora y tres cuartos de pura delicia entre ovaciones constantes. Un legado musical que va más allá de su nostálgico rol de dúo simpático.