Neuro sex (parte II)

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Yo sólo te quería desnudar. Tú no me dejabas hacerlo. Yo lo tenía todo controlado. Tú creías que era todo muy incierto. Yo había ensayado mucho. Tú decías que era un amateur. Te había imaginado de todas formas, colores y sonidos. Una especie de sinestesia epicúrea. Empezaba a desvariar. Y es que pensaba que la metáfora perfecta era una alcachofa.

Mi creatividad ya sabes que no tiene límites. Desnudaba mentalmente la hortaliza, sacando poco a poco cada una de las hojas. De la más dura a la más blanda. Y te quedabas desnuda. Sólo con ese corazón verde y tierno. Y te observaba. Listo para devorarte. A punto para hacerte desaparecer. A punto para el silencio auténtico. Listo para idealizarte.

NEUROCÁPSULA:

“Somos seres visuales en alerta constante a estímulos sexuales”, escribe el divulgador Pere Estupinyà en su nuevo libro 'S=EX2. La ciencia del sexo'.

Éste “ladrón de cerebros” nos cuenta que quizá la mejor evidencia de ello sean estudios recientes que demuestran que reaccionamos incluso ante información erótica captada sólo por nuestro inconsciente. ¿Saben cuando estamos charlando y de repente nos giramos hacia un lado sin saber conscientemente porqué, y nos descubrimos mirando a alguien atractivo? Pues resulta que no lo hacemos adrede. Es nuestro inconsciente que ya lo había percibido con anterioridad. Gracias a un estudio publicado en la revista científica PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences), ¡ahora ya tenemos excusa!

El Sr. Estupinyà recoge en su libro que “Toda la información captada por nuestros sentidos llega al cerebro, pero sólo somos conscientes de una minoría. Tenemos atención selectiva, que nos permite discriminar entre los diferentes estímulos visuales e ignorar los que resulten irrelevantes. Pero el inconsciente sí los recibe, y en ocasiones nos fuerza a actuar.” Y para demostrar tales afirmaciones, nos cuenta que hay investigadores que han realizado un sencillo experimento en el que se van pasando imágenes a individuos, bajo el umbral de detección, de hombres y mujeres.

Imagínense mirando el punto central de una pantalla en la que van apareciendo imágenes idénticas a derecha e izquierda, pero que de vez en cuando alguna de ellas oculta un desnudo subliminal. Ni nos enteramos, pero analizando movimientos de cabeza y cambios de atención los investigadores observan que los hombres heterosexuales responden positivamente a las mujeres desnudas e ignoran las imágenes masculinas, mientras que con los gays y las mujeres ocurre todo lo contrario. Incluso algunos hombres heteros apartan la mirada ante la percepción inconsciente de chicos desnudos.

Así que ya saben, cuando alguien les diga «¡se te va la mirada!», y curiosamente sólo sea hacia la belleza procedente de un género determinado, podemos responder confiados: «¡Exacto! Se va sola. Es mi inconsciente. Yo no soy responsable. ¡Lo dice un artículo de la revista PNAS!».

@AlbertBarque