Pau Vallvé, un artesano de la música

Pau Vallvé hizo lo contrario a lo previsible. "Tras siete años de extenuante trabajo como productor, tocando con otros artistas, componiendo de noche para mis propios discos, creando jingles publicitarios, bandas sonoras de películas y televisión, en vez de irme de vacaciones a Hawái me puse a hacer un disco ¡como si fuera millonario!", relata. Tenía algo de dinero ahorrado. Y se puso por la labor hasta que... "Me pasa lo siguiente: tengo este proyecto y lo he parado todo. He cerrado mi discográfica y estoy haciendo este proyecto pero me encuentro que tengo la idea y no sé cómo acabarla por el puto dinero. Y como no soy Urdangarín, ni hijo de Pujol y mierdas de estas, tengo dos opciones: fichar por un sello o seguir yendo todavía más a contracorriente..."

Cuando lanzó este SOS a sus seguidores, el self-made man catalán por excelencia ya había grabado las canciones de 'Pels dies bons'. Y decidido que manufacturaría, uno a uno, cada ejemplar. "La respuesta fue alucinante. Me proporcionaron el 75% del importe que necesitaba para los cartones de las carátulas". El próximo día 11 "será el día grande". Lo presentará en la sala Bikini. "¡He podido acabar todo este este año sin hacer ni una concesión!".

El espíritu de la belleza

A este precoz batería desde los 3 añitos y que empezó los estudios de Bellas Artes le gusta "disfrutar de todos los procesos", trasladando el espíritu de artesano de la belleza a todos los ámbitos. "La misma parte técnica, la mezcla de sonido, o tu página web se pueden hacer de muchas maneras. Es cuestión de actitud. No es que sea bueno haciendo todo lo que hago. Bueno, tocando la batería sí. Pero la actitud contrarresta ¡y supera las aptitudes!".

Pau Vallvé lo dejó todo: "la pareja, los trabajos, la responsabilidad, el móvil..." y se instaló en una casa de Banyoles donde fueron fluyendo las canciones con la misma naturalidad que fluía la naturaleza. Quería "huir de los horarios" estipulados de un  estudio de grabación. Prefería"hacer crecer las canciones de la misma manera que nacieron". Y en una masía "en medio de la nada", con el sonido de "los putos pájaros colándose por los micros", lo que le obligó a trabajar de noche ("¡y yo que quería olvidarme de los horarios!", ríe), se dedicó a ir poniendo desde la voz hasta las percusiones, bajos y guitarras a sus nuevas creaciones.

Piezas en las que combina la introspección con la crítica ('Aquesta és pels dies bons' es un maravilloso ejemplo). Piezas que pueden llegar a ser, que son directamente, una única frase: "Res no és important i tot ho és molt/ Les grans alegries i tristors/ són totes fruit de confiar del tot en els demés".

"Surgió como un flash. Una manera de sorprenderme a mí mismo fue cambiar la dinámica y hacer primero la letra que la música. Los ritmos poéticos son los que mandan. Y la música solo los ha de seguir. Tenía ganas de enmarcar este pensamiento. Y así fue como escribí una canción que dura tan solo un minuto". 'Pels dies bons', el disco entero, es para enmarcar.