MUNDIAL DE MOTOCICLISMO

Tito, el campeón que se hizo a sí mismo

Esteve Rabat se ha proclamado campeón del mundo de motociclismo con 28 años

Esteve 'Tito' Rabat celebra en Sepang el podio en Moto2 y el título de la categoría

Esteve 'Tito' Rabat celebra en Sepang el podio en Moto2 y el título de la categoría / AFP / SEPANG

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / BARCELONA

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Si quisieran podríamos empezar por los números, pero, como siempre, no le dirán nada. Pero empezamos, si quieren. Nacido en Barcelona, el 25 de mayo de 1986, Esteve 'Tito' Rabat se ha proclamado, por vez primera en su vida, campeón del mundo de Moto2con 28 años. Después (seguimos con los números), de debutar, en 125cc, en el 2005 en el GP de Valencia, con 19 años, y sumar seis presencias en el pequeño campeonato (su mejor clasificación final fue sexto en el 2010) y coronarse ahora en la categoría intermedia en su cuarta temporada.

¿Más números? Más. Rabat, hijo del popular relojero de paseo de Gràcia barcelonés, logró su primera 'pole position' en Jerez 2013; su primer podio, en China 2007; su primera victoria, en Jerez 2013, y suma ya 10 triunfos, 24 podios y 12 'poles'. Y así podríamos seguir hasta agotar su perfil, su biografía, a base de datos, de números, de cifras que no nos dirían nada, absolutamente nada, de un muchacho que entró en el Mundial a la edad (19 años) que muchos ya saben que no serán nadie. Lo digo porque Rabat debutó con cuatro años más, por ejemplo, que Jorge Lorenzo Marc Márquez, que lo hicieron con 15, y que su amigo Àlex Márquez que, por ley, lo hizo a los 16.

Pasando de la opulencia

Lo grande, lo enorme, de Rabat es que, en la línea, por ejemplo, de Lorenzo, es un auténtico superviviente de la jungla en la que le tocó vivir. Cierto, la del campeonísimo mallorquín, en el otro lado del planeta, es decir, en la dificultad económica, familiar, deportiva y social más dura y difícil, y la de Rabat, en la opulencia más absoluta, a la que no renunció, pero sí se distanció enormemente.

Rabat se ha hecho a sí mismo. Es campeón por su valor, por sus narices y porque, al final, tras la muerte de su amada y querida madre, Cuca, a quien estaba muy unido, muchísimo, y que falleció de un cáncer fulminante, decidió que se refugiaría en aquello que ama, que le apasiona y para lo que sirve, que son las carreras.

Apoyo de los Márquez

Esos pasos intermedios, pues Rabat ya corría entonces, estuvieron salpicados, repletos, de confusión, de decisiones equivocadas y, sobre todo, de una mala interpretación de lo que era la vida de un deportista y, sobre todo, su preparación. Nadie sabe por qué orden, pero lo cierto es que la aparición en su vida de gente como la familia Márquez --no solo Marc y Àlex, también papá Julià, que lo quiere como si fuese el 'tercer' hermano o hijo, formando el ya mítico y popular 'Rufea Team'--; sus mánagers, Paco Sánchez y Pere Gurt; la intervención de Sito Pons y, por supuesto, su ambiente y amigos de Almería, donde ha llegado a vivir meses --en realidad, casi todo el año, en una caravana en el circuito, en compañía de su amigo del alma, David García, cuidador del circuito--, han significado un enorme vuelco y transformación tanto en su vida como en su carrera.

Lo dice Marc Márquez: "Tito es campeón porque se lo ha currado como nadie, porque ha trabajado como nadie, porque se lo merece más que nadie, porque lo ha perseguido como nadie, porque se ha preparado como nadie y porque ha hecho una temporada tremenda, única, extraordinaria, sin apenas errores, o yo no lo recuerdo ninguno". Ese es el valor de Rabat: haberse dado cuenta de que tenía que añadir método y disciplina a su vida como piloto. Ponerse en manos de un dietista y preparador físico para moldear su cuerpo (llegó a estar obsesionado con su peso y hasta llevaba una báscula en su mochila) y, sobre todo, buscar ayuda en una psicóloga, que primero le ayudó a estabilizar su estado anímico, después a aumentar su autoestima, ganar confianza y ser regular y, finalmente, a gestionar la presión que supone ser el favorito (desaparecidos Pol Espargaró Scott Redding, los dos primeros del 2013) de un título que parecía creado para él.

Obsesionado con la perfección

Todos, absolutamente todos los que le conocen, empezando por su telemétrica, Andrea Cantí, y acabando por su padre Esteve, coinciden en que Rabat "es de las personas que se hacen querer, por las que acabas sintiendo una debilidad y cariño especial". Eso sí, Paco Sánchez, su mánager y una de las personas que más ha intervenido en la transformación del nuevo campeón, asegura, sin acritud y con gran sinceridad, que "si algo tenía claro Tito era lo que quería; cómo conseguirlo ya era más dudoso".

Sánchez explica que Tito es "mentalmente muy inestable, de ahí que le cueste muchísimo concentrarse. Además, está rodeado, tanto familiares como de amistad y entorno, de influencias negativas. Y esas cosas son muy difíciles de cambiar". Rabat, sigue contando Sánchez, está lleno de contradicciones "especialmente en su pasado más reciente". Eso le hacía ser muy irregular y poco disciplinado, especialmente con la comida. "Se alimentaba de porquerías y Red Bull". Se obsesiona con todo. Según su hermano Jordi Rabat: "Es el colmo de la perfección. Lo quiere todo perfecto".

Finalmente ha conseguido el colmo de la perfección: ser campeón del mundo de Moto2, una carrera antes de que finalice el campeonato. Y demostrando, sí, ser muy superior a los demás. De viernes a domingo. Es más, incluso de lunes a jueves, cuando no se corre. Por eso es tan querido por todos en el 'paddock' del Mundial.