El lince ibérico reconquista sus territorios

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ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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Un ambicioso programa de cría en cautividad y la posterior suelta de los ejemplares jóvenes en el medio natural han logrado que el lince ibérico, especie emblemática del bosque mediterráneo, endemismo peninsular, salga del abismo en el que se encontraba hace apenas una década e inicie una reconquista de sus antiguos territorios

El escaso felino, que en sus peores momentos quedó restringido a dos núcleos en las sierras de Andújar y Cardeña-Montoro (Jaén y Córdoba) y en el entorno de Doñana (Huelva y Sevilla), en total con menos de 100 ejemplares, se está consolidando en todos los enclaves en donde se han efectuado liberaciones, incluido el sur de Portugal, y actualmente ya hay 405 ejemplares, según el centro presentado esta semana por los responsables del programa Life+Iberlince. "Para nosotros, la clave es el número de hembras territoriales en libertad, y ya estamos en 120", afirma Miguel Ángel Simón, coordinador del plan. El proyecto lo impulsa la Junta de Andalucía con la participación de otras instituciones, entre ellas el Ministerio de Medio Ambiente.

"El crecimiento ha sido particularmente rápido en los núcleos andaluces de Sierra Morena, tanto en los ya existentes de Andújar y Cardeña como en los nuevos de Guarrizas y Guadalmellato", destaca Simón. Ahora ya hay en total 285 ejemplares, 38 más que en el año anterior, en una superficie de 727 hectáreas. La expansión ha sido tan exitosa que ya puede hablarse de una única "metapoblación", en palabras del coordinador, porque los ejemplares se mueven entre las diferentes colonias. Incluso se producen contactos con los linces liberados en la vertiente norte de Sierra Morena, ya en la provincia de Ciudad Real.

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Para considerar consolidado un núcleo se necesitarían 30 hembras y unos 120 individuos, relata Simón, "pero para ello no basta con soltar animales". "Tiene que haber reproducción en libertad, entre 15.000 y 20.000 hectáreas bien conservadas y una buena densidad de conejo, que es su alimento casi exclusivo", sintetiza. Dos hembras liberadas en el valle del Matachel (Badajoz), uno de los lugares de suelta, ya tuvieron descendencia el año pasado (tres cada una), un hito en la conservación del lince porque era la primera vez en tres décadas que criaban en libertad fuera de Andalucía. "Aún no tenemos noticias de los núcleos de Vale do Guadiana-Mértola (Portugal), los dos de Ciudad Real y el de los Montes de Toledo, pero creemos que este año será posible", avanza Simón. 

DESTINOS POTENCIALES

Más a largo plazo, lo lógico sería que la especie avanzara por su cuenta y recolonizara el vasto territorio que ocupó antaño, cuando el progreso de la agricultura y la caza indiscriminada ocasionaron un retroceso dramático de las poblaciones. Diversos emplazamientos en Castilla y León, Aragón, Madrid, La Rioja y hasta la Comunidad Valenciana o Navarra podrían ser óptimos, considera Simón, pero el coordinador prefiere ir poco a poco. "Además de la voluntad, será necesario un estudio técnico que asegure la presencia de conejo. No todas las zonas en las que hubo lince décadas atrás están en disposición de acogerlos ahora", asume.

El año pasado, las 27 parejas constituidas en los centros de cría en cautividad tuvieron 61 cachorros, 53 de los cuales salieron adelante. Las previsiones de este año son ligeramente menores, pero también positivas: se han constituido 23 parejas, con una estimación de entre 28 y 40 nacimientos. Los cachorros nacidos en cautividad permanecen lejos del contacto humano y son liberados cuando superan el año (todavía son juveniles no reproductores). "Tienen que temer al hombre", prosigue el coordinador.

El coordinador del Iberlince recuerda que la escasez de conejos y los atropellos siguen planeando sobre el futuro de la especie. En el primer caso, la responsable principal es la enfermedad hemorrágica EHVb, que está causando estragos de las poblaciones. En colaboración con diversas entidades, se están liberando conejos de cría como suplemento para la alimentación, "pero esto no puede ser la solución definitiva", reconoce Simón. En cuanto a la siniestralidad viaria, el año pasado se redujo a la mitad la mortalidad por atropellos, pero aún así se contabilizaron 10 fallecimientos. "Las grandes carreteras no son necesariamente las peores puesto que suelen tener zonas de paso inferior o puentes que pueden aprovechar los animales. El problema más grave son las carreteras locales que a ambos lados no tienen más que monte", concluye.

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"Claves de la especie","text":"Los linces necesitan para vivir territorios bastante grandes, con decenas de hect\u00e1reas, pero si disponen de alimento luego son bastante fieles a su zona. Los ejemplares juveniles, no obstante, pueden realizar grandes recorridos de exploraci\u00f3n (o\u00a0extraviarse), y\u00a0prueba de ello son\u00a0dos ejemplares\u00a0liberados el a\u00f1o pasado en Toledo, los aventureros Kentaro y Kahn, que, con un radiotransmisor al cuello, han recorrido\u00a0centenares de kil\u00f3metros y atravesado autopistas y autov\u00edas hasta llegar a la provincia de Le\u00f3n y al Algarve, respectivamente."}}