LOS CIENTÍFICOS NO DESCARTAN NUEVos seísmos en el delta del ebro

El Castor podría causar terremotos aún más intensos

La plataforma marina del proyecto Castor, ayer.

La plataforma marina del proyecto Castor, ayer.

ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA
SÍLVIA BERBÍS / ALCANAR

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los expertos en geología consideran que el riesgo de nuevos terremotos en las cercanías del depósito Castor, situado bajo el lecho marino frente a las costas de Vinaròs, no desaparecerá hasta que el terreno recupere el equilibrio que ha alterado -casi con absoluta seguridad- la inyección de gas realizada días atrás por la empresa propietaria. Y no hay manera de saber cuánto tiempo pasará porque el terreno no da pistas. «Con las herramientas actuales, es imposible saber si la crisis ha tocado techo o proseguirá varios días más», reconoce Juan Rueda, jefe del Servicio de Detección Sísmica del Instituto Geográfico Nacional (IGN). En el mismo sentido se pronunció Protecció Civil de Catalunya: «No se puede descartar una tendencia creciente en la magnitud de los seísmos».

De hecho, la zona registró la madrugada de ayer el terremoto más intenso desde que a principios de septiembre, coincidiendo con el inicio de los trabajos de inyección de gas, empezó la serie de temblores: tuvo una magnitud 4,2 en la escala de Richter, el mayor desde los años 30 del pasado siglo, y fue percibido por muchos vecinos de los municipios más próximos, como Vinaròs y Alcanar. Otros 19 temblores rondaron o superaron la magnitud 2. La Generalitat valenciana activó el plan de riesgo sísmico en fase de «seguimiento».

Rueda explica que los terremotos ocurren porque en la zona hay una falla inestable cuyo equilibrio se rompe al surgir un punto de presión. «La actividad antrópica puede ocasionar variaciones en las condiciones elásticas», admite, dando por hecho que no hay otra hipótesis plausible para explicar por qué una zona con una sismicidad relativamente baja ha sufrido de repente más de 300 terremotos.

DOS POSIBILIDADES / Muy crítico se mostró ayer el delegado de la Generalitat en las Terres de l'Ebre, Xavier Pallarès, quien llegó a comentar que los últimos terremotos tenían dos posibles explicaciones: la primera es que la empresa ha seguido inyectando gas pese a la prohibición del Ministerio de Industria, mientras que la segunda es que el depósito sufra algún problema en la impermeabilización y ello esté provocando fugas de gas. «Puede haber una negligencia o simplemente que la presión de las rocas no ha aguantado todo el gas que se inyectó», dijo Pallarès, quien aseguró que sus conclusiones se basaban en informes del Institut Geològic de Catalunya (IGC). En este sentido, Xavier Goula, jefe de Sismología del IGC, afirmó: «Tenemos dudas razonables de que la empresa haya cesado su actividad». La empresa propietaria, Escal UGS, insistió en que ha cesado la actividad de inyección y extracción en el Castor.

Goula recordó los riesgos: «Si hubiera más seísmos y la magnitud aumentara solo medio grado, comenzaríamos a estar en el límite de lo que puede ser delicado para las construcciones». En cualquier caso, Protecció Civil de Catalunya tranquilizó ayer a la población al asegurar que «la actividad sísmica en la zona se produce en una falla en el interior del mar, hecho que evitaría un terremoto de gran magnitud».

Mariano Marzo, catedrático de Estratigrafía de la Universitat de Barcelona (UB), atribuye la sismicidad a cambios de presión ocasionados por la inyección de gas en un lugar ocupado por agua y que antes contuvo petróleo. «Las fracturas en el terreno ya debían estar, pero ahora se les añade una presión extra», subraya. Aunque no su magnitud, que ha superado cualquier previsión, Marzo considera que pequeños terremotos vinculados a ajustes de presión son esperables en actividades de este tipo. Pablo González, investigador de la Western Ontario University (Canadá), prosigue: «Las presiones se equilibran deformando las rocas o por la migración de los fluidos, que es lo que genera los terremotos».

¿DÍAS DESPUÉS? / Y realmente ¿puede haber temblores días después del fin de la actividad? El proceso de relajación, el nuevo equilibrio, «no se produce instantáneamente, por lo que es de esperar que la sismicidad inducida o disparada por la inyección de gas tenga lugar durante un periodo mayor que el de la inyección propiamente dicha», prosigue González, autor de un estudio que atribuyó la gravedad del terremoto de Lorca a la sobreexplotación del acuífero. «Sin embargo -lamenta-, no se dispone de modelos precisos del comportamiento de este tipo de sismicidad».

Eso sí, una vez concluya el periodo de prueba con el llamado gas colchón, que se emplea para rellenar los espacios muertos y mantener la presión, Marzo cree que la futura actividad del depósito -guardando gas y extrayéndolo poco a poco- «no necesariamente tendría que causar nuevos temblores porque ya se habrían equilibrado las presiones». Guardando las distancias, el catedrático de la UB sostiene que lo que ha pasado es similar a lo que sucede con los cimientos en la construcción de algunas casas, es decir, que al cabo de unos meses sufren un asentamiento repentino.