Los Mossos sostienen que el docente de Badalona acusado de acosar a alumnas se "aprovechó" de su situación de "superioridad"

El profesor V. M. B. se “aprovechó de su situación de superioridad” en el instituto Eugeni d’Ors de Badalona para garantizarse la comunicación con alumnas menores de edad a través de Instagram, concluye el instructor del atestado de los Mossos d’Esquadra, que recogió las primeras declaraciones de las víctimas y al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO. Los agentes que hicieron las primeras pesquisas consideraron que el docente del aula de acogida del centro podría haber cometido varios delitos contra la libertad sexual de menores de 16 año. El investigado había trabajado antes en otros institutos de Sant Adrià del Besòs, Badalona y posiblemente de L’Hospitalet de Llobregat.

El informe de los Mossos recalca que la vía de comunicación que utilizó el imputado para contactar con determinados alumnos no era la reglamentaria y “formal”. Y precisan que, a su entender, quedaría probado que las comunicaciones tenían como objetivo “el acercamiento a menores con finalidad sexual”, ofreciendo “diferentes proposiciones de estas características y de encuentros fuera del centro a varias de ellas”. Según el instructor del expediente, el docente intentaba acercarse a una y después a otra, aunque se constata una “clara predilección” por la menor N., una de sus principales víctimas.

Estas comunicaciones se fueron ampliando poco a poco, al contactar V. M. B., siempre a través de Instagram, con otras alumnas y alumnos (uno de ellos figura en el proceso judicial como denunciante) para obtener datos sobre terceras personas (perfiles de internet) y buscar su mediación para conseguir que determinadas jóvenes le desbloquearan. Para algunos estudiantes esta acción suponía un “acoso continuo y molesto por parte del profesor”. Una de las víctimas aseguró que, en un principio, veía al profesor como un amigo, pero que ahora ve que esos comentarios no eran normales.

Tontear con los alumnos

Los Mossos no solo interrogaron a las víctimas, en presencia de sus padres o tutores, sino también a otras alumnas –en calidad de testigos– con las que el profesor había mantenido contactos por Instagram, así como a personal de la dirección del centro, que comunicó el asunto a la inspección de educación. Cuando la dirección del instituto le informó de la gravedad de su actuación, V. M. B. y le cominó a cesar su actitud, el docente cogió una baja laboral. Según figura en la causa judicial, el imputado llegó a reconocer a los responsables del centro que había “tonteado” con una alumna. Hay estudiantes que han declarado como testigo que reconocen que les parecía extraño que un profesor se comunicara con ellos por una red social: lo habitual era usar un correo electrónico oficial del instituto.

En su declaración judicial, el profesor sí que reconoció que había contactado con una de las denunciantes, N., por redes sociales, pero “como amistad”, aunque negó que fuera por un motivo sexual y que en ningún momento se produjo “contacto físico” con ella. “Estos contactos son comentarios solo por redes sociales con pretensión de amistad”, insistió. Y explicó que, en el aula de acogida, los alumnos no solo tienen problemas con el catalán (él hacía de apoyo), si no, al llegar de fuera del extranjero, tienen otras preocupaciones, “como el nivel económico bajo” o “problemas en su vida”. El docente precisó que, en el caso de N., “cualquier problema que tenía en su día a día se lo contaba”.