Trabajo sin estigma

"Si no se trabajase, pocas personas en nuestra sociedad estarían sanas". La reflexión, de Blai Sanahuja (Barcelona, 1982), transmite la importancia que para él ha tenido el contrato laboral que le brindó Decathlon hace ocho años, a pesar de saber que había sido diagnosticado, años atrás, de un trastorno esquizoafectivo.

Su convivencia con la enfermedad ha sido mucho más llevadera madrugando cada día para llegar a la hora a su puesto de trabajo, atendiendo a los clientes en la sección de montaña de los almacenes de material deportivo y relacionándose con total normalidad con sus compañeros de trabajo. Y, a final de mes, sus impuestos engrosan el bote de todos, y su sueldo, el suyo propio. Pero su suerte no es frecuente. Según datos del Instituto Nacional de Empleo facilitados por Salut Mental Catalunya, "en el año 2014, el 84,2% de las personas con certificado de discapacidad asociado a un trastorno mental no tenían trabajo".

El trastorno mental es la tipología de discapacidad que registra en España una tasa más baja de ocupación: solo un 15,5%. Muy por encima están la auditiva (44,6%) y la visual (33,6%), y más cerca está la ocupación de personas con una discapacidad intelectual, que es del 17,4%.

AMMFEINA es una asociación sin ánimo de lucro que aglutina a una treintena de entidades que procuran ayuda para integrar social y laboralmente a personas que conviven con algún trastorno mental.

PEDAGOGÍA ENTRE EMPRESARIOS

Deshacer mitos y creencias que, lejos de dar a conocer la verdadera realidad de un trastorno mental y normalizarlo, lo estigmatizan, es uno de los objetivos de AMMFEINA. Sensibilizar a las figuras políticas, y muy especialmente a los empresarios, de las ventajas sociales que comporta garantizar un trabajo digno a ese colectivo de personas es parte de su ardua y gran tarea. «Dos estrategias nos orientan: la transformación social y el empoderamiento de las personas con trastorno mental», apunta la presidenta de AMMFEINA Salut Mental Catalunya, Marta Mateu. Licenciada en Pedagogía, ella es también directora de Àuria Grup, de Igualada, una de las 30 entidades que engloba AMMFEINA. «Para lograr un cambio verdadero y cultural de largo recorrido, nuestro reto es ir acercando la problemática de las personas que conviven con un trastorno mental, a nivel empresarial e institucional, para crecer en empatía hacia el colectivo y relativizar sus problemas como trabajadores», expone Mateu. «Lo hacemos con charlas de sensibilización en escuelas, y con empresarios, remarcándoles que incorporar la diversidad es beneficioso para la empresa y para la sociedad», añade la presidenta de AMMFEINA.

«No hay mejor embajador de la inclusión de personas con trastorno mental que el testimonio de un empresario que lo haya experimentado y pueda contaminar a otros de su actitud», sentencia el psicólogo clínico de AMMFEINA, Pau Gabarrella. Pero, «si no te lo crees, no lo haces», afirma Antoni Ribas, director comercial de la empresa de etiquetaje personalizado Stikets de Igualada, que decidió integrar a su plantilla a una persona con trastorno mental, y su balance ha sido muy positivo.

OCUPAR Y ENRIQUECERSE

«Hace un par de años, en vistas del crecimiento de nuestra empresa, externalizamos parte de la producción. Pero lo quisimos hacer a nivel local, proporcionar trabajo a gente de Igualada», explica Ribas. «Alguien nos habló de los talleres ocupacionales de Àuria Grup -preparan y acompañan a personas en situación de vulnerabilidad para su inserción sociolaboral-. Vimos que tenían un sistema de trabajo muy bien montado, y empezamos a dar trabajo a usuarios suyos», añade el empresario igualadino.

«Entiendo que pueda haber empresarios que desconfíen del rendimiento de una persona con un trastorno mental, pero es, sobre todo, por el gran desconocimiento, la poca información que se tiene de ellas», puntualiza Ribas. «Nosotros estamos muy satisfechos de haberlo hecho. El compromiso y rendimiento de esta persona es excelente, y nuestra empresa se siente así partícipe en lo que debería compactarnos más socialmente y relativizar las diferentes características personales, saber centrarnos más en las capacidades, en los síntomas positivos de cada ser. Sentimos que formamos parte de un ecosistema en el que todos debemos poner de nuestra parte. Si no aprendemos a leer en positivo las ventajas que aportan a la empresa y al equipo humano de trabajo todas las sensibilidades diferentes, ¿quién lo hará?», cuestiona Ribas.

Claro que su empresa ya es, de por sí, ejemplar en el trato con sus empleados. Tienen flexibilidad horaria como herramienta de conciliación familiar, porque están convencidos de que detrás de un empleado feliz hay mayores ganancias para el grupo humano y para el negocio global. «Los viernes, antes de despedirnos, nos reunimos y, a modo de balance de la semana, cada uno de nosotros destaca algo bueno que quiera agradecer de lo que ha vivido esa semana en la empresa», explica Antoni Ribas. «Pues bien, cuando la persona que contratamos a través del Grup Àuria nos comparte de lo que está agradecida, yo siento la piel de gallina en mis brazos, pensando que su agradecimiento llega desde la superación de mayores dificultades que el resto, y de vencer ese estigma con el que convive ese colectivo, y eso es una gran lección para nosotros», afirma el director comercial de Stikets. Tras la experiencia positiva con esa primera empleada, en las puntas altas de trabajo durante el año, la firma contrata temporalmente los servicios de otras siete u ocho personas con trastorno mental a las que prepara y acompaña el Grup Àuria.

EVITAR LA EXCLUSIÓN

Según datos del Idescat, «las situaciones vinculadas a la salud mental afectan cada vez a un grupo más numeroso de la población. En una década, del 2005 al 2015, Catalunya pasó de 59.759 personas con discapacidad por trastorno mental a 102.185. Con un 20% de prevalencia, este tipo de trastorno es la segunda causa por discapacidad en la comunidad catalana».

En vista de esos datos, y tal como apunta el psicólogo Pau Gabarrella, «aunque todo el mundo hable de inclusión, es más fácil no excluir a quien convive con un trastorno mental, que tener que reinsertarlo. Pero, para no tener que excluir, la empresa debe tener el conocimiento del trastorno y suficiente información para gestionar la situación de manera correcta», señala. «El empresario debe saber que el trastorno no está solo fuera de las empresas, también está dentro. Hay un nuevo perfil de personas con trastornos, tal vez no crónicos, pero con iguales dificultades de inserción o reinserción, y nosotros, desde AMMFEINA, ya estamos empezando a trabajar con ellos», informa Gabarrella.