«La respuesta de las personas está empujando a los gobernantes»

Desde el inicio de la crisis Cáritas de Barcelona no ha dejado de aumentar las ayudas para paliar las dificultades de unos hogares en los que cada vez hay menos ingresos y en los que los niños son los principales afectados. Pese a que la cifra de atendidos parece haber tocado techo, aquellas miles de personas que siguen arropadas por la entidad está necesitando cada día más ayuda. Y muchos no lograrán la autonomía para subsistir.  Lo constatan desde la oenegé, una de las organizaciones que ya se está preparando en la capital catalana para colaborar en la acogida de refugiados. Cuentan, destacan, con una ciudadanía solidaria que es capaz de conseguir cambios.

Entrevista con Salvador Busquets, director de Cáritas Barcelona

EN CÁRITAS. Salvador Busquets, en el despacho de la sede de la entidad de la Iglesia en Barcelona.

EN CÁRITAS. Salvador Busquets, en el despacho de la sede de la entidad de la Iglesia en Barcelona.

ROSA MARI SANZ / BARCELONA

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-Estamos ante una emergencia social, la de los refugiados, que ha vuelto a demostrar la inoperancia de la UE para dar respuesta. De nuevo es la sociedad la que da ejemplo.

-La crisis de los refugiados interpela nuestras conciencias y nos sitúa ante una disyuntiva: o tenemos presente su sufrimiento o lo ignoramos. Tenerlo presente nos humaniza, ignorarlo nos deshumaniza. Según el ACNUR, los países que están acogiendo más refugiados son Turquía (casi dos millones), Líbano (más de un millón, Jordania (más de 620.000) e Irak (250.000). Mientras, los gobiernos europeos hablan de recolocar 120.000. Las imágenes y la solidaridad ciudadana les ha obligado a superar la cifra inicial de 40.000. Una vez más, la respuesta de las personas empuja a los gobernantes.

-Las entidades tendrán un papel proactivo en la acogida. Cómo se prepara Cáritas de Barcelona ante la llegada de centenares de refugiados?

-Lo primero que quisiera destacar es la respuesta de personas y entidades que, a iniciativa propia, se han dirigido a nosotros para ofrecer su apoyo. Estamos coordinados con otras entidades y con administraciones, sobre todo con el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat. En un primer momento podremos ofrecer alojamiento y alimentación. También estamos preparando más servicios por si se requieren: revisiones pediátricas y médicas, apoyo psicológico, orientación legal, escolarización, etcétera..

-Los ciudadanos tienen ganas de ayudar. ¿Cómo pueden hacerlo a través de Cáritas? 

-Estamos terminando de definir el proceso para que se pueda canalizar la solidaridad a través de nuestra web (caritasbcn.org). Es el primer paso para saber con qué contamos, y nos ayudará a dar una mejor respuesta. Nuestra experiencia nos dice que el mejor servicio que podemos ofrecer es coordinar y recoger la ayuda que nos hacen llegar, y valorar las necesidades a medida que avanzan los días y las semanas.

-¿Cuál puede ser el principal problema para gestionar esta estancia? ¿Qué les preocupa más?

-Las personas migrantes se quedan en un limbo legal en los países de acogida. Nuestro país está sufriendo una grave crisis y disponemos de escasos presupuestos nacionales para políticas sociales, de migración e integración. Por ello, para garantizar los derechos de estas personas habría que ofrecerles refugio desde los primeros países de acogida, evitándoles el sufrimiento. Ofrecerles las condiciones adecuadas de alojamiento, alimentación y costumbres culturales, pero también simplificar los trámites y los proceso.

-Toda esta labor se llevará en paralelo a la otra emergencia social de la ciudad, que es la de la precariedad en la que viven miles de ciudadanos a los que ustedes apoyan.

-Hay personas que ya ahora viven permanentemente en situación de emergencia social. Sin trabajo, sin ingresos, muchos de ellos sin un piso, necesitan de las entidades y administraciones para sobrevivir. Seguiremos estando a su lado, con el mismo afecto y compromiso con que queremos atender a los refugiados. Nuestra acción hacia ellos se mantiene inalterable.

-Fijando la vista en esa realidad, ¿podemos empezar a pensar que se está aflojando el nudo de la crisis?

-Seguimos en una situación de emergencia. De enero a mayo hemos atendido a las mismas personas que el año pasado; es la primera vez que no hemos crecido, pero estas personas están costando mucho, piden más. Una cosa es salir de la recesión, que es donde estamos, y otra, de la crisis. Ahora estamos en crisis sin recesión. Puedes lograr que aumente la riqueza, la producción, el PIB, pero sigues teniendo crisis, y aquí creemos que para hablar de salida se han de tener en cuenta los indicadores económicos, los industriales pero también los sociales. Es erróneo equiparar la salida de la crisis con los indicadores económicos.

-¿Cuándo cree que la sociedad empezará a notar cierta mejora?

-Según el informe FOESSA, una vez se recupera la economía para que esta mejora llegue a la ciudadanía todavía faltarán entre 10 y 15 años. No creo que podamos cerrar los centros de distribución de alimentos que hemos ido abriendo hasta dentro de 8 o 10 años. Nos lo dicen los técnicos.

-Las desigualdades han aumentado de manera notable.

-Estamos yendo a una  sociedad dualizada, una parte trabajará y la otra no. Por eso estamos en situación de emergencia social y nuestro objetivo es desarrollar herramientas para favorecer la inserción laboral. Es una dualización de la sociedad, los que salgan podrán incluso mejorar, pero habrá una parte que no lo logrará y no sabrá que hacer.

-¿Cómo se puede actuar ante esto?

-Hay instrumentos para corregir las desigualdades. Se han de querer aplicar. Por ejemplo, con políticas redistributivas, como un sistema fiscal que recaude y redistribuya, o una políticas públicas previas a las fiscales que equiparen. Como una buena política pública de vivienda de alquiler. Esto sería por ejemplo hacer cada año unos 3.000 o 4.000 pisos. No es lo mismo afrontar una crisis como la que hemos pasado con un parque de pisos públicos de 20.000 que de 200.000. España es el segundo estado de la UE en el que más aumenta la desigualdad, detrás de Rumanía, mientras otros bajan esas distancias, nosotros seguimos subiendo. Las dificultades económicas las ha sufrido toda Europa, pero allí han mirado más donde recortado.

- ¿Qué colectivo les preocupa más?

-El niño, el adolescente y el joven. La desigualdad de mañana se está construyendo en ellos. El joven ha de tener mucha resistencia como persona para aguantar contratos de dos días o de una semana.

-Cáritas siempre ha tenido el reflejo de adaptar sus proyectos a los principales problemas. Crearon el servicios de mediación de vivienda con la punta de desahucios, le siguió un servicio de inserción laboral para mayores de 40 años y luego una atención a familias con niños de 0 a 6 años. ¿Qué urge ahora?

-Continuar con la atención transversal y una política de ingresos mínimos. Pediría la aplicación del articulo 24.3 del Estatut que dice que las familias tiene derecho a una renta garantizada de ciudadanía. Nos ahorraríamos muchas becas comedor, muchas ayudas de emergencia… Todas las ayudas que se están multiplicando desaparecerían.

SEnDVamos hacia el invierno. Volveremos a hablar de pobreza energética.-Es pobreza, sin más. Estamos poniendo adjetivos a la pobreza. Me llegan a decir hace unos años que definiríamos un nuevo concepto y no me lo habría creído. ¿Cómo es posible que la gestión de un suministro publico que es la fuente de riqueza de unas empresas no venga acompañado de una mayor sensibilidad a la situación de muchas familias?

-¿Qué deberíamos aprender de esta crisis?

-Como sociedad nos ha obligado a repensar la función social de la vivienda. La veíamos como un bien de consumo, de inversión o de especulación. Tardará en llegar el bienestar pero cuando se consolide deberíamos hacer el esfuerzo de analizar y pensar sobre por qué llegamos a esta situación. Deberíamos dejar a nuestros hijos  un documento donde reflexionáramos en temas de vivienda, del sistema financiero, de las grande políticas de infraestructuras... Tendríamos que hacer recomendaciones y diagnósticos reconociendo los errores. No puede ser que tengamos el doble de aeropuertos que Alemania o que seamos el segundo país del mundo con más vías de alta velocidad.

-¿Confía en esta reflexión?

-El precio de los pisos vuelve a subir, se han reactivado las inversiones en alta velocidad… No, no confío. Pero el discurso reivindicativo tanto de las entidades como de la ciudadanía acaba impregnando en la actuación de la Administración, aunque siempre de una manera más lenta de la que desearíamos. A mí me emociona cómo ante las dificultades se ofrecen tantas personas dispares, pero con preocupaciones compartidas. La solidaridad está por encima de las crisis. Tenemos una ciudadanía fantástica que puede lograr cambios.