MENSAJE AL MUNDO ISLÁMICO

Trump pide a los musulmanes que tomen la iniciativa contra el extremismo

El presidente de EEUU ignora los derechos humanos en Arabia Saudí y lanza una diatriba contra Irán

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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El mismo dirigente que dijo durante la campaña que “el islam nos odia” ha lanzado este domingo en Arabia Saudí un discurso conciliador al mundo musulmán y ha pedido a sus líderes que tomen la iniciativa para derrotar al extremismo. “Las naciones de Oriente Próximo no pueden esperar a que el poder americano aplaste por ellos a este enemigo”, ha dicho Donald Trump ante los jefes de Estado de medio centenar de países musulmanes. El presidente ha prometido un “nuevo capítulo” con el orbe islámico, una época en la que Washington no dará lecciones ni les dirá cómo tienen que vivir. En consonancia con esa afirmación, ha ignorado los derechos humanos y apenas se ha referido a la situación de la mujer. Toda la furia de su alocución ha ido dirigida contra Irán.

Este ha sido el primer gran discurso de Trump en el extranjero, un intento de reclutar voluntades en la lucha contra el yihadismo y limar asperezas tras el malestar que crearon sus salidas de tono islamófobas durante la campaña. En la hemeroteca quedan propuestas como aquella que aspiraba a cerrar “completamente” las fronteras de EEUU a la entrada de musulmanes o la base de datos para tener registrados a todos los estadounidenses que profesan el islam. Desde puntos de partida distintos, también sus predecesores se esforzaron por tender puentes con el mundo islámico y disipar la idea de que la lucha contra el terrorismo es una guerra religiosa contra el islam. Obama lo hizo en su discurso del Cairo en el 2009 y Bush en el que pronunció en el Centro Islámico de Washington una semana después de los atentados del 11-S.

CUESTIÓN DE PRIORIDADES

“Esta no es una batalla entre diferentes confesiones, diferentes sectas o diferentes civilizaciones”, ha dicho Trump en Riad, la primera escala de un viaje de nueve días que le llevará también a Europa y a los epicentros políticos del conflicto israelí-palestino. “Es una batalla entre el bien y el mal”, ha dicho con reminiscencias del maniqueísmo de George Bush y sus cruzados neoconservadores.

A diferencia de aquellos, sin embargo, Trump ha dejado claro que no pretende remodelar el mundo a la imagen y semejanza de EEUU: “No estamos aquí para dar lecciones, para decirles a otros pueblos cómo tienen que vivir, qué tienen que hacer, quiénes tienen que ser o cómo tienen que practicar su religión”. Con su acercamiento a varios déspotas ilustres, el republicano ha dejado patente desde principios de su mandato que la democracia y los derechos humanos no están entre sus prioridades. En Riad no fue una excepción. Nada dijo de la necesidad de implementar reformas democráticas o de combatir la corrupción y el abuso de poder que atrofian el desarrollo en los países árabes. Tampoco hizo un llamamiento a extirpar la intolerancia que promueven y exportan los países del Golfo con su interpretación medieval del islam.

El realismo más crudo es la marca de la casa. La doctrina, si hay alguna, del trumpismo. No suena demasiado bien cara al mercado interno, pero también es cierto que ni el internacionalismo de Obama ni el neoconservadurismo de Bush lograron que la región mejorara. Más bien al contrario. “Nos guiaremos por las lecciones de la experiencia, no por los confines del pensamiento rígido. Y siempre que sea posible, buscaremos reformas graduales, no intervenciones repentinas”, dijo Trump.  

El presidente de EEUU habló del terrorismo como si fuera casi exclusivamente una entelequia surgida de corazones podridos, un problema sin raíces socieconómicas, políticas y religiosas. “Solo podremos superar este mal si las fuerzas del bien están unidas y son fuertes”, dijo antes de pedir a sus interlocutores musulmanes que lideren “el combate contra la radicalización”. Trump les exhortó a "expulsar" a los extremistas de las mezquitas, de los barrios y de los lugares santos, "expulsarlos de esta tierra”

A LA CARGA CONTRA TEHERÁN

Al escoger Arabia Saudí como primer destino mundial, Trump ha puesto de manifiesto que quiere hacer “business” con el mundo suní y proamericano que lideran los saudís. Quiere enterrar la desconfianza que generó el acuerdo nuclear con Irán y, para agradecer los cientos de miles de millones de dólares en contratos firmados desde el sábado con los saudís, ha lanzado una diatriba contra el régimen de los ayatolás, al que ha acusado de “extender el caos y la destrucción en toda la región”.

Trump ha pedido al mundo que “trabaje unido para aislar” a Irán y ha dicho que las principales víctimas de las políticas del régimen sus ciudadanos. Más de uno debe haber sonreído por dentro en la platea. Trump ignora sus abusos y demoniza al enemigo chií. Es uno de los suyos. Ahora falta que se atreva a romper el acuerdo nuclear. Por el momento, no ha dado ningún paso.   

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"Trump a\u00a0Sisi: \"Me encantan tus zapatos\"","text":"En la cultura \u00e1rabe los zapatos tienen una simbolog\u00eda especial, son sucios y ense\u00f1arle la suela del zapato a alguien supone un insulto. Ese gesto lo llev\u00f3 al extremo el periodista iraqu\u00ed, Muntadar al Zaidi\u00a0al lanzarle un zapato a Bush durante una rueda de prensa en el 2008. \u201cEste es el beso de despedida del pueblo iraqu\u00ed, perro\u201d, le espet\u00f3\u00a0el reportero. No est\u00e1 claro si Trump conoce la simbolog\u00eda del zapato, pero durante la reuni\u00f3n que mantuvo en Riad con el presidente egipcio, \u00a0Abdelfat\u00e1 al Sisi, se dedic\u00f3 a alabar los zapatos del general que lleg\u00f3 al poder con una asonada y que ha llenado las c\u00e1rceles de presos pol\u00edticos. \u201cMe encantan tus zapatos. Chico, vaya zapatos\u201d, le dijo Trump, que en varias ocasiones ha piropeado\u00a0la gesti\u00f3n de Sisi."}}