Romney dice que Trump es un "farsante" y que trata de "idiota" al pueblo americano

El excandidato republicano asegura que el magnate no está preparado para ser presidente

Mitt Romney durante su discurso en Utah criticando a Trump.

Mitt Romney durante su discurso en Utah criticando a Trump. / periodico

RICARDO MIR DE FRANCIA

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El terror se ha apoderado del Partido Republicano, como ha quedado patente en el discurso del que fuera su candidato a la presidencia en 2012. Mitt Romney ha regresado al primer plano de la política para atacar frontalmente a Donald Trump y pedirle a los votantes conservadores que apuesten por cualquier otro de los candidatos antes de que sea demasiado tarde.

Donald Trump es un farsante, un fraude. Sus promesas valen tan poco como un título de la Universidad Trump. Está tratando al público americano como si fueran idiotas”, ha dicho durante un breve pero intensísimo discurso. El exgobernador de Utah ha negado que vaya a presentarse a las primarias como alternativa de última hora, según se había sugerido en los últimos días, y tampoco ha dado su respaldo a nadie.

Antes incluso de que Trump ganara la mayoría de los estados en disputa del supermartes, el tono y los decibelios de la ofensiva contra el magnate neoyorkino se había disparado, reflejando el estado de alarma en el que se encuentra el partido ante la posibilidad de que se haga con la nominación. Pero nadie había hecho un intento de demolición tan crudo, integral y cáustico como el de Romney. 

“Estamos ante otro momento para elegir, que tendrá profundas consecuencias para el Partido Republicano y para nuestro país”, ha dicho a modo de introducción. “Si los republicanos elegimos a Donald Trump, las perspectivas sobre un futuro seguro y próspero quedarán enormemente reducidas”.

CODICIA Y MISOGINIA

Romney ha asegurado que Trump personaliza el “’bullying, la codicia, la ostentación, la misoginia y una absurda teatralidad de tercero de primaria”. Ha dicho que no tiene ni “el temperamento” ni la “estabilidad” para ser presidente y ha pintado un futuro oscuro en caso de que llegue a la Casa Blanca. Sus políticas desencadenarían “una prolongada recesión” en EEUU y un mundo “menos seguro”.

“Trump está dirigiendo nuestro enfado hacia causas que no tienen nada de noble. Crea chivos expiatorios entre los musulmanes y los inmigrantes mexicanos. Defiende el uso de la tortura. Propugna el asesinato de niños inocentes y los parientes de los terroristas. Jalea cuando se asalta a los manifestantes”, ha asegurado el hombre que perdió las generales ante Barack Obama en 2012.

Quiebras empresariales

También ha dicho que de “genio de los negocios” no tiene nada y ha puesto como ejemplo sus quiebras empresariales y varios proyectos fallidos. “La triste ironía es que presume de sus conquistas sexuales durante la guerra de Vietnam cuando, al mismo tiempo, John McCain, del que se ha mofado, estaba en prisión siendo torturado”. Se refería a una entrevista que dio a finales de los noventa a Howard Stern, en la que Trump dijo que el ligoteo había sido su Vietnam.

Trump llevaba algunos días metiéndose con Romney, lo mismo que ha hecho con John McCain y Bush, los tres hombres que han representado al Partido Republicano en los últimos 15 años. Lo llamó “candidato fracasado” y lo acusó de “hacer una campaña horrible” en 2012. Pero más que una vendetta personal, todo parece indicar que el financiero mormón está haciéndole el juego sucio al aparato del partido porque está fuera de la política activa y puede permitírselo.

Apuesta peligrosa

La apuesta se antoja peligrosa. Nadie representa mejor al establishment republicano que Romney, un conservador de club de campo y buena mesa, multimillonario con vínculos a Wall Street, moderado y normalmente muy políticamente correcto, la clase de atributos contra los que se ha rebelado el grueso del electorado republicano. Tanto los votantes de Trump como los de Cruz.

No habría que descartar, por tanto, que el tiro les salga por la culata y que los intentos desesperados por destruir a Trump no hagan más que enardecer a sus seguidores y convencer a algunos indecisos.