Rajoy reconoce que el radicalismo islámico ha aumentado en España

Foto de los participantes en la reunión de la ONU en Madrid, con Mariano Rajoy en el centro.

Foto de los participantes en la reunión de la ONU en Madrid, con Mariano Rajoy en el centro.

JUAN RUIZ SIERRA / MADRID

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Mariano Rajoy reconoció ayer que España sufre un aumento del radicalismo yihadista, sobre todo en referencia al fenómeno de quienes viajan a Oriente Próximo, y en especial a Siria, para integrarse en las filas del Estado Islámico (EI) y el Frente Al-Nusra. «Los combatientes extranjeros no son una novedad, pero en este momento se presentan con una radicalidad especial», dijo el presidente del Gobierno durante la inauguración de la cumbre del comité de la ONU contra el terrorismo, reunido en Madrid para fijar una serie de medidas, todas muy genéricas, que permitan frenar el flujo de este colectivo en ascenso.

Las cifras avalan la tesis del jefe de Ejecutivo. Según los datos de los que dispone el Ministerio del Interior, desde España se han desplazado al menos 126 personas a las zonas de conflicto. A principios de este año eran 70. De todos los identificados por el Gobierno, que son nacionales o extranjeros con residencia en el país, 25 han retornado: 15 se hallan en prisión y otros 10 están en libertad. Del resto, 25 han fallecido (algunos inmolados en atentados suicidas, otros en acciones de combate), 15 se encuentran en proceso de entrega y 61 continúan en el exterior. A estos números hay que añadir otros, también oficiales, que señalan que hay 186 presos en distintas cárceles del país que se encuentran bajo seguimiento ante su posible radicalización, un centenar más que hace solo un año. «España está en la primera línea de combate contra el terrorismo», insistió Rajoy.

LOS NÚMEROS TOTALES / Este escenario es solo una pequeña muestra del panorama global, que habla de entre 25.000 y 30.000 combatientes de distintos países que se han trasladado a Siria, en su mayor parte para formar parte del EI, un grupo yihadista suní que nació como parte de Al Qaeda pero que en apenas un año, con una virulencia inusitada, ha logrado controlar amplias zonas de Siria e Irak (con ciudades tan importantes como Mosul y Faluya) bajo su autoproclamado califato.

La resolución aprobada por el comité de las Naciones Unidas, tras dos días de reuniones en las que participaron cerca de 400 expertos y altos dirigentes de 70 países, deja claro que los esfuerzos han sido insuficientes. Sin grandes concreciones, los 15 puntos del documento reclaman a todos los estados implicados que «refuercen» su ordenamiento jurídico contra los combatientes extranjeros para conseguir que tanto ellos como quienes los han reclutado sean procesados con una mayor «rapidez»; que contrarresten el radicalismo que el EI y otros grupos extienden en las redes sociales implicando en ese esfuerzo a las distintas empresas tecnológicas, y también que intensifiquen la seguridad en todas las fronteras para dificultar sus desplazamientos.

Según el Gobierno, cualquier diálogo con organizaciones yihadistas radicales de nuevo cuño carece por completo de sentido. Se trata, dijo el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, de un fenómeno que no tiene precedentes «en la historia», ya que «busca la eliminación física de todos aquellos que no se pliegan a sus dictados». Rajoy, en cualquier caso, lanzó un mensaje de esperanza. «Se puede vencer al terrorismo. En España lo hemos conseguido. Nadie está libre del zarpazo de la fiera, pero se puede vencer si hay determinación y estamos unidos», argumentó.

EL EJEMPLO CONTRA ETA / La cita del comité contra el terrorismo tiene su origen en la resolución 2178 del Consejo de Seguridad de la ONU, que fue aprobada a finales de septiembre del 2014 y pide a todos los estados que apliquen medidas para prevenir el reclutamiento, la organización, el transporte y el equipamiento de personas que viajan a otro país con fines terroristas. Entre ellas, el texto incluye la polémica recomendación de solicitar a las compañías aéreas las listas de sus pasajeros para confecciones así perfiles de sospechosos, iniciativa que ayer volvió a ser respaldada. El organismo no suele reunirse fuera de Nueva York, donde tiene su sede el Consejo de Seguridad de la ONU, pero en esta ocasión se quiso resaltar el papel histórico de España, que este año y el próximo forma parte de los miembros no permanentes.

Según el director ejecutivo del comité, Jean-Paul Laborde, la lucha española frente a ETA permite extraer «dos lecciones: cómo involucrar a la sociedad y el rol de las víctimas». En el mismo sentido, el documento aprobado aboga por rendir «homenajes» a los damnificados por estas acciones, ya que se encuentran entre las «voces más poderosas y persuasivas para deslegitimar el terrorismo y revelar su inhumanidad radical».

«Cuando el terrorismo pierde apoyo social, pierde también gran parte de su potencial desestabilizador -concluyó el presidente del Gobierno-. Es importante la reivindicación de las víctimas. Ellas son el mejor ejemplo».