«Se puede apostar con el corazón en el fútbol pero no sobre un país»

A escocés pocos le ganan. Pero Allan Lawson, de 32 años y natural de Edimburgo, tiene claro que el debate es muy serio. Vino hace nueve años a España con intención de hacer un curso de profesor de inglés y aprender castellano y catalán. Se quedó. Ahora regenta su bar.

«Muchas veces he apostado por Escocia emocionalmente en fútbol pero ahí solo puedes perder tres o cuatro euros», argumenta para añadir: «Se puede apostar con el corazón en el fútbol pero no sobre el futuro de un país». Necesita reflexionar y tiene constantes debates con sus allegados. «Es fundamental que leamos mucho y que gente preparada nos explique los argumentos a favor y en contra de forma profunda y seria», advierte. «También hay mucho miedo al cambio», reconoce.

Alan no tiene muchas dudas sobre la viabilidad económica de una Escocia independiente - «solo con el recorte en el gasto que supone el Ejército es muchísimo», dice- pero antes de votar «sí» necesita que le aclaren muchas cosas: encaje en la UE, moneda, pasaporte... «Salir de la UE sería, desde mi punto de vista, un motivo para cambiar el sentido del voto», asegura aunque, por otra parte, estaría encantado de tener un pasaporte escocés.