Un preso anarquista griego obliga al Gobierno a permitirle ir a la universidad

El recluso se había declarado en huelga de hambre

Nikos Romanos durante un traslado.

Nikos Romanos durante un traslado. / periodico

ANDRES MOURENZA / ESTAMBUL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Un joven preso anarquista ha ganado el pulso al Gobierno de Grecia. Sólo tiene 21 años, pero la obstinación de Nikos Romanos en llevar hasta el final una huelga de hambre para exigir que se le permita estudiar ha conseguido doblegar al Ejecutivo del conservador Antonis Samarás, al que se le acumulan los problemas. La portada electrónica del diario heleno Efimerida ton Syntakton lo decía aún más claro: “Nikos Romanos venció”.

En la mañana de ayer –cuando la huelga de hambre de Romanos cumplía un mes- se dispararon las alarmas. El abogado del chaval anunciaba que había decidido dejar de tomar líquidos pese a encontrarse ingresado en condiciones “muy graves” y anunció que su vida corría “peligro”.

La huelga de hambre ha conmocionado al país mediterráneo. Y no es la primera vez que Romanos lo consigue. Romanos era uno de los cuatro jóvenes anarquistas que en el 2013 atracaron dos bancos en el norte de Grecia –sus correligionarios lo llamaron “expropiación”- tras lo que fueron detenidos por la policía griega. En comisaría, los cuatro chavales fueron golpeados por los agentes, que al día siguiente colgaron en la web de la policía las fotografías de los cuatro, burdamente retocadas para ocultar las marcas y los moratones.

La Justicia condenó a los cuatro atracadores a penas de 15 años de cárcel pero los absolvió del delito de “pertenencia a organización terrorista”, pese a que la Policía sostenía que formaban parte del escurridizo grupo Conspiración de los Núcleos de Fuego.

Movilización general

Durante la huelga de hambre, jóvenes y simpatizantes de la causa anarquista se han movilizado para defender la lucha de Romanos. Las manifestaciones del pasado 6 de diciembre –sexto aniversario del asesinato a manos de la policía del adolescente Alexis Grigorópulos (que fue amigo de Romanos)- degeneraron por ello en incidentes más violentos que en anteriores ocasiones, y en la mañana del martes, un supuesto grupo armado avisó de la colocación de un artefacto explosivo en apoyo del joven reo, que fue desactivado por la policía. Otro grupo de presuntos anarquistas hizo parar un autobús y lanzó cócteles molotov.

Finalmente, tras la mediación de la oposición y la intervención del Presidente de la República, el socialdemócrata Karolos Papulias, el Ministerio de Justicia accedió a enmendar la ley penitenciaria para acceder a la demanda de Romanos: permitir que los presos puedan acudir a estudiar a la universidad vigilados mediante una pulsera electrónica. Eso sí, primero tendrán que haber superado los primeros dos meses de clase a través de educación a distancia. El Parlamento aprobó por unanimidad de los presentes la modificación de ley, tras lo cual Romanos puso fin a su huelga de hambre y sed.

Signo de debilidad

El pulso ganado por el joven anarquista es un signo más de la debilidad de Samarás, cuyo Gobierno parece tener las horas contadas. Hasta el próximo día 29, el Parlamento debe elegir al nuevo jefe de Estado, pero la coalición de conservadores y socialdemócratas no cuenta a priori con los votos necesarios, lo que obligaría a convocar unas nuevas elecciones generales. Y la izquierdista Syriza manda en las encuestas.