El precio de abandonar Schengen

Controles policiales en la frontera alemana con Austria.

Controles policiales en la frontera alemana con Austria. / periodico

EVA CANTÓN/PARÍS

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La gestión del flujo de refugiados y la amenaza terrorista están poniendo a prueba las costuras de la Unión Europea, que van saltando por los aires mientras se recuperan las fronteras nacionales. El riesgo de que los países europeos cedan a la tentación de abandonar definitivamente el espacio Schengen ha llevado al think tank France Stratégie, un centro de análisis vinculado al Gobierno francés, a preguntarse cuál sería el coste económico de tal decisión.

Según sus cálculos, el impacto en el PIB de los 26 países europeos que hoy comparten el área de libre circulación de personas y mercancías sería del  0,8%, es decir pérdidas por valor de unos 110.000 millones de euros en los próximos diez años. En el caso de Francia, país en el que se centra el estudio, los investigadores cifran las pérdidas en un 0,5% del PIB, unos 10.000 millones de euros.

En la actualidad, cinco estados  (Suecia, Noruega, Dinamarca, Austria y Alemania) han recuperado temporalmente el control de sus fronteras debido al ingente flujo de inmigrantes en busca de asilo. A ellos se ha sumado Francia con la declaración del estado de emergencia decretado tras los atentados terroristas que sacudieron París el pasado mes de noviembre.

Además, la Comisión Europea puso el pasado 27 de enero encima de la mesa una propuesta para restablecer durante dos años los controles con el objetivo de contener al millón doscientos mil refugiados que llegaron a suelo comunitario en el 2015. Bruselas ha lanzado igualmente un ultimátum a Atenas para que solvente antes de mayo las “serias deficiencias” en el control y registro de inmigrantes si no quiere verse sometida a cuarentena.

El informe de France Stratégie, elaborado en diciembre del 2015 a iniciativa propia, advierte, no obstante, de que “si en el contexto actual son las consideraciones de eficacia y seguridad las que más cuentan, no es posible ignorar las consecuencias económicas que tendría un eventual abandono de los acuerdos de Schengen”.

Uno de los efectos perversos sería la caída de la inversión extranjera y del comercio. El volumen de los intercambios comerciales entre dos países del espacio Schengen es de entre el 10% y el 15% pero con los controles este porcentaje disminuiría. En el caso francés, equivaldría a introducir una tasa del 3% y perder medio punto del PIB en un horizonte de 10 años.

Los autores del estudio contemplan dos escenarios posibles: uno en el que el tiempo para atravesar la frontera es moderado y un segundo en el que se tarda el doble y los camiones son sometidos a un control sistemático.

IMPACTO EN EL TURISMO

El refuerzo de las fronteras pasa por restablecer la comprobación de pasaportes de manera sistemática en estaciones y aeropuertos y de forma aleatoria en carreteras. Esa operación ralentiza el paso fronterizo y puede disuadir a los viajeros, provocando una disminución del número de turistas, indica el análisis publicado este miércoles.  

“Si las dificultades para pasar la frontera son significativas y permanentes, las migraciones intra comunitarias también podrían reducirse, por la disminución de los vínculos interpersonales. Eso podría tener impacto a largo plazo sobre el crecimiento, el comercio exterior, la inversión extranjera y la financiación internacional. Estos efectos son en todo caso difíciles de evaluar”, añade el informe.

Pero además de las repercusiones puramente económicas, los autores dicen que no hay que desestimar el impacto sociopolítico, en concreto por la disminución del apoyo al proyecto europeo del que Schengen es una de las realidades más tangibles.

A las pérdidas económicas habría que añadir el coste del aumento de efectivos en la policía de fronteras y en las aduanas, unos 200 millones si la UE retrocediera a la situación anterior al nacimiento del espacio Schengen en 1995.