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El OIEA ordena suspender la venta de alimentos del área de Fukushima

Trabajos en la central nuclear de Fukushima.

Trabajos en la central nuclear de Fukushima. / NT**TOK** HK**TOK**

AGENCIAS / Tokio

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El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha ordenado suspender la venta de alimentos procedentes del área de la central nuclear de Fukushima después de que las autoridades japonesas confirmaran la presencia de indicios de yodo radiactivo en algunos productos como la leche, las espinacas y otros productos agrículas en zonas cercanas a la central. También se ha detectado esta sustancia contaminante en el agua del grifo de Tokio y sus alrededores, aunque con niveles por por debajo del límite legal, según fuentes del Ministerio de Ciencia.

"Aunque el yodo radiactivo tiene una vida corta, de unos 8 días, y desaparece de forma natural en cuestión de semanas, existe un riesgo a corto plazo para la salud humana si esta sustancia está presente en los alimentos y es absorbida por el cuerpo humano", ha señalado el OIEA en un comunicado.

El portavoz del Gobierno japonés, Yukio Edano, ha reconocido que varios alimentos procedentes de las prefecturas afectadas por los escapes de la planta nuclear presentan niveles de radiación muy por encima del nivel legal. Concretamente, Edano ha informado de que la leche procedente de la prefectura de Fukushima y de las espinacas recogidas en la prefectura de Ibaraki presentan un contenido radiactivo superior a lo estipulado por la ley de higiene alimentaria de Japón, sin embargo ha afirmado que esta contaminación "no supone riesgo inmediato".

Mea culpa de Tepco

El Ejecutivo nipón no descarta tomar medidas como limitar la distribución de productos de la zona, como le exige el OIEA. Tepco, la empresa que gestionaa la central de Fukushima, a unos 250 kilómetros al noreste de Tokio, ha pedido disculpas a la población por la presencia  radiactiva en los alimentos y se ha manifestado dispuesta a asumir su responsabilidad.

Mientras, en la central de Fukushima prosiguen los intensos trabajos para enfriar los reactores. Los equipos técnicos han logrado restablecer los sistemas de refrigeración de dos de sus reactores, el 5 y el 6. Buena parte de los trabajos se han centrado en la inestable unidad 3, que utiliza como combustible una peligrosa mezcla de uranio y plutonio. Un vehículo controlado a distancia se situó frente a esa unidad y bombeó durante siete horas, con un cañón de 22 metros de altura, más de 1.000 litros de agua sobre la piscina de combustible utilizado, que tras la explosión que sacudió el pasado martes esa unidad se encuentra bajo escombros.

Según el Gobierno, la operación fue aparentemente exitosa. El Ejecutivo considera que la situación actual de la planta es "más estable" que los días anteriores, sin embargo ha advertido de que pueden surgir nuevos imprevistos que compliquen aún más la situación.

A las operaciones de vertido masivo de agua, sin precedentes en Japón, se han sumado los esfuerzos por devolver la electricidad a la planta y restaurar así su sistema de refrigeración en las unidades 1,2,3 y 4. Los trabajadores de Tepco lograron extender los cables eléctricos hasta los reactores 1 y 2 pese a los altos niveles de radiactividad, aunque aún se desconoce si los motores de refrigeración quedaron afectados por la ola del tsunami. En caso de que funcionasen, el suministro eléctrico se reanudaría a partir de este domingo y por el momento solo en la unidad 2.

Gravedad del accidente

El OIEA también ha confirmado que el nivel de gravedad del accidente en Fukushima ha sido elevado de 4 a 5 para los reactores 1, 2 y 3; y sigue en 4 para el reactor 4. Fueron las autoridades japonesas las que el viernes establecieron esas estimaciones, dentro de la Escala Internacional Nuclear y de Sucesos Radiológicos (INES, por su siglas en inglés), de entre 0 y 7.

El organismo internacional de seguridad nuclear, que ha instado a Japón a suministrarle información de manera más fluida, ha hecho público un informe del accidente, en el que ha incluido el estado de los reactores y las medidas de protección para la población. "Situados en la costa oriental de Japón, cada uno de los seis reactores nucleares es un reactor de agua en ebullición", detalla el resumen. Recuerda que "un masivo terremoto cortó el suministro externo a la planta y disparó la parada automática de los tres reactores operativos, los números 1, 2 y 3".

Según la información proporcionada al OIEA, las barras de control se insertaron correctamente en los núcleos de esos reactores, poniendo fin a la reacción en cadena. Los demás reactores -4, 5 y 6- estaban ya parados, pues previo al terremoto se había activado su detención para proceder a tareas rutinarias de mantenimiento.

Las razones del caos

Luego, los motores diésel de emergencia, previstos como alternativa para que se pongan en funcionamiento inmediatamente después de cualquier eventual pérdida del suministro eléctrico de la planta, comenzaron a proveer energía a las bombas del sistema de circulación del refrigerante de los seis reactores.

Pero "poco después del terremoto, un gran tsunami arrasó el lugar donde se encuentra la planta y dañó los motores de emergencia. Si bien algunas baterías permanecieron operables, la instalación entera perdió la capacidad de mantener de forma adecuada las funciones de refrigeración y circulación del agua", se explica en la nota.

Medicación

Tras describir los daños y el estado en los reactores, el OIEA resalta que se procedió a la evacuación de la población en una zona de 20 kilómetros de radio alrededor de Fukushima 1. Además, se ha instado a la población residente en un radio de hasta 30 kilómetros a permanecer en recintos cerrados y se recomendó a las autoridades "ordenar a la población evacuada de la zona de 20 kilómetros alrededor de Fukushima 2, la ingestión de yodo estable (no radiactivo)". Para este fin, se dispuso de píldoras y jarabe (para niños) en los centros de evacuación.

Las dosis recomendadas, dependiendo de la edad, fueron de 12,5 miligramos (mg) para un recién nacido, 25 mg para un menor de entre un mes y 3 años de edad, 38 mg para una edad de entre 3 y 13 años y 76 mg para individuos de entre 13 y 40 años, mientras que para las personas mayores de 40 años se consideró "no necesario" suministrarles yodo.

El OIEA confirma que los niveles de radiación cerca de Fukushima 1 y en otras zonas han subido desde que se dañaron los reactores, si bien asegura que los índices en Tokio y otras áreas fuera del radio de 30 kilómetros en torno a la planta de Fukushima se han mantenido lejos de los niveles que requerirían activar una protección. En otras palabras, no representan un peligro para la salud humana", señala la nota, siempre según la información de Japón. "En la planta Fukushima 1, los niveles de radiación se dispararon tres veces desde el terremoto (del 12 de marzo), pero a partir del 16 de marzo se han estabilizados a niveles que, si bien son significativamente más altos que los normales, están dentro de un margen que permite a los operarios continuar en el lugar para llevar a cabo las tareas de recuperación, concluye el OIEA.