Cuando los columpios son carcasas de obuses

Un pintor sirio convierte en juguetes para niños los proyectiles con los que el régimen les bombardeo

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Como en cualquier otro lugar del mundo, los niños de Siria adoran jugar. Pero en las zonas rebeldes situadas junto a Damasco, las zonas de juego están bajo tierra y los columpios están fabricados con carcasas de obuses.

La región de Ghouta oriental, plaza fuerte de la oposición al régimen del presidente sirio Bashar el Asad, es objetivo permanente desde hace cinco años de bombardeos de la aviación del régimen.

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En Duma, la principal localidad de ese territorio, los niños se balancean sobre columpios multicolores fabricados a partir de las carcasas de los proyectiles que día sí, día también, llueven sobre la ciudad.

Fue Abú Alí, un pintor de 40 años, el que tuvo la idea de recopilar decenas de carcasas de obuses, soldarlas y pintarlas para convertirlas en columpios. "Al principio, mis vecinos me han tomado por un loco. No se daban cuenta de lo que yo estaba fabricando y fue para ellos una inmensa sorpresa cuando un día me vieron salir llevando mi primer columpio", explica sonriendo. 

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MÁS Y MÁS

Los vecinos le instaron entonces a construir otros. Desde los alrededores de la ciudad le traían restos de obuses, morteros o misiles que encontraban en los campos. "El niño no sabe que el proyectil en el que se divierte y que le hace feliz ha sido arrojado por un avión de caza Mig. Es así que nosotros hacemos posible lo imposible. Transformamos un ingenio de muerte en un objeto que va a hacer feliz a los niños", confía.

Estos últimos días, los niños han podido entregarse a sus juegos en esos aparatos gracias a un descenso de los combates. Hanine, de 10 años, que perdió su mano derecha a causa de la caída de un obús en un mercado, ríe sin freno mientras se lanza al vuelo en el columpio.

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Mientras, Ghadir, de nueve años, expresa su agradecimiento a Abú Alí por haber fabricado estos juegos para los niños de Duma. "Bashar el Asad nos lanza misiles para matarnos pero el tío Abú Alí no quiere que estemos tristes, así que las transforma en juguetes para hacernos felices".

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Más de 15.000 niños han muerto en Siria desde el inicio del conflicto, en el 2011, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Además, al menos dos millones no tienen acceso a la educación a causa de los combates, según la ONU.

TERRENO SUBTERRÁNEO

A Erbin, una localidad cercana a Duma, los niños han de descender al subsuelo para poder jugar. Bajan varios escalones hasta llegar a un túnel. Tras recorrerlo, desembocan a un parque subterráneo, con música, un tiovivo, redes para escalar, ruedas, toboganes, columpios y otros juegos.

"Hemos alquilado este terreno subterráneo y hemos organizado actividades para los niños. Les hemos hecho regalos para hacerles todo lo felices posibles durante la fiesta del Sacrificio", cuanta Hasán, un activista de la sociedad civil. Al ser subterráneo, este parque es menos vulnerable a los numerosos bombardeos que sufre esa zona.

Yumna, de 10 años, lo reconoce claramente: "Nosotros nos divertimos en este subterráno. Aquí el mundo es seguro".