GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

Obama bombardea a los yihadistas en Siria con ayuda de países árabes

Barack Obama y su esposa Michelle, ayer a su llegada a Nueva York.

Barack Obama y su esposa Michelle, ayer a su llegada a Nueva York.

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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La Casa Blanca ha cumplido con su promesa de ir adonde haga falta para combatir a los extremistas del Estado Islámico (EI). La aviación y la armada estadounidense lanzaron la madrugada del lunes al martes decenas de bombardeos sobre las posiciones de los yihadistas en el norte y el este de Siria, una operación en la que participaron cinco países árabes. El ataque abre una nueva fase en la guerra contra el EI e inserta de golpe a EEUU en la guerra civil siria tras tres años de rechazo a involucrarse directamente. Solo Rusia Irán protestaron tímidamente porque la ofensiva sirve a los intereses de los dos bloques enfrentados en la región.

La ofensiva en Siria ha empezado con mucha más agresividad que la demostrada hasta ahora en Irak, donde los ataques han sido puntuales y localizados. No solo ha participado la aviación, sino también la marina de guerra. Varias salvas de misiles de crucero Tomahawk lanzados desde dos fragatas en el mar Rojo y el golfo Pérsico abrieron los bombardeos, seguidos por numerosas rondas desde el aire que descargaron cerca de 200 bombas contra 22 objetivos, según fuentes de la CNN. Los ataques se extendieron sobre cuatro provincias sirias, aunque la mayoría se centraron en Raqqa, la capital oficiosa del califato autoproclamado por Abu Bakr Al Bagdadi.

El Pentágono aseguró que los ataques no se dirigieron específicamente contra individuos, sino contra barracones militares, puestos de mando y de control, campos de entrenamiento o edificios de la burocracia yihadista. No solo del Estado Islámico, sino también de Al Nusra Jorasan, grupos afines a Al Qaeda.

El presidente Barack Obama enmarcó los bombardeos en la ofensiva en curso para impedir «que los terroristas puedan establecer santuarios seguros». Obama puede darse por satisfecho. En términos diplomáticos la operación se considera un éxito ya que contó con el apoyo aéreo de Arabia Saudí, Catar, Jordania, Emiratos Árabes Bahréin. Sus aviones participaron en los bombardeos, mucho más de lo que se esperaba cuando se anunció sin muchos detalles la disposición de países árabes a involucrarse militarmente.

ARMAR FACCIONES

Todos ellos son regímenes sunís. Algunos como los saudís llevan décadas exportando el rigorismo medieval y wahabista que impregna la ideología del EI y Al Qaeda, y otros como Qatar EAU han estado armando a las facciones islamistas que luchan contra el régimen alauí de Asad en Siria. Por tanto, aunque solo sea para protegerse de las sospechas, tiene su importancia que intervengan contra los sunís del EI. A Washington le sirve para negar que se trate de otra intervención unilateral en el mundo árabe.

«La fuerza de esta coalición deja claro al mundo que América no está luchando sola», ha dicho este martes Obama antes de subrayar que más de 40 países se han sumado a la alianza contra el EI. Mucho menos claro está que no se hayan coordinado los bombardeos con el régimen sirio, como prometió el presidente. Hoy se ha sabido que pocas horas antes de iniciarse el ataque, Washington informó al representante sirio ante las Naciones Unidas.

«No hemos pedido permiso al régimen ni hemos coordinado nuestras acciones con el Gobierno sirio», ha dicho la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki. Puede que sea verdad, pero también lo es que la cooperación entre Damasco y el Gobierno iraquí, financiado y amparado políticamente por EEUU, «continúa al máximo nivel», según la agencia oficial de noticias siria. De hecho, el asesor de seguridad nacional iraquí se ha reunido este martes en la capital siria con el presidente Asad.

Asad está encantado de que EEUU y sus aliados le hagan el trabajo sucio. «Siria apoya cualquier esfuerzo internacional contra el terrorismo», dijo durante la jornada. Sí protestaron sus patrones internacionales, tanto Rusia como Irán, pero lo hicieron con la boca pequeña porque el EI es una amenaza para todos y, al dirigirse la ofensiva exclusivamente contra sus militantes, Asad puede respirar tranquilo.