Movilización contra el matrimonio gay en Italia

El movimiento contra el matrimonio gay ha vuelto a la calle en Italia. Roma ha sido este sábado escenario de una protesta de carácter multitudinario (dos millones de personas, según los organizadores; 300.000, según los colectivos gais). La organización Family Day (Día de la Familia) ha hecho así una nueva demostración de fuerza contra las políticas del Gobierno progresista de Matteo Renzi.

El objetivo de los manifestantes, que contaron con el apoyo de los partidos de derecha, la Iglesia católica y la comunidad judía, es desactivar una propuesta de ley sobre las uniones civiles de los gais, que también permite la adopción de los hijastros, es decir, los hijos de un miembro de la pareja. Según la agenda del Parlamento, la medida será votada la semana que viene en el Congreso, a lo que le deberá seguir la aprobación del Senado. 

“No le estamos declarando guerra a nadie, pero aquí hay dos millones de personas. Eso Renzi lo debe considerar”, dijo Massimo Gandolfini, el líder de Family Day. Mientras, en un ambiente de reivindicación, miles de manifestantes, venidos de diferentes partes de Italia, ocupaban el Circo Máximo de Roma, coreando eslóganes y alzando pancartas. 

Se llevó a cabo así otra jornada marcada por un fuerte enfrentamiento político en Italia, el único gran país de Europa que no tiene una legislación sobre las parejas gais. De hecho, la manifestación de hoy ha llegado después de que el pasado domingo miles de activistas favorables al proyecto -pertenecientes a grupos como el colectivo Arcigay, pero no solo- hicieran lo propio en 82 ciudades italianas, desde la septentrional Bolzano hasta la sureña Reggio Calabria. Eso, en el mismo día en el que también se manifestó un grupo ultracatólico llamado Las centinelas -pues protestan estando de pie y callados, frente a edificios o plazas simbólicas- en otras tantas urbes.

CAÍDA EN DESGRACIA

De hecho, tan agrio y peligroso es el debate en torno a las uniones gais en Italia que el tema incluso ha acompañado la caída en desgracia de varios líderes políticos que se han hecho promotores de permitir su aprobación. Además del exprimer ministro Romano Prodi, a quien la Iglesia católica retiró públicamente su apoyo en el 2007 por este asunto -a lo que le siguió su renuncia en el 2008-, otro que ha sido borrado del mapa político italiano, tras promover las uniones gais, fue Ignazio Marino, alcalde de Roma hasta su repentina dimisión en octubre pasado.

“Nuestro objetivo era que (los gais) al menos pudiesen acceder a servicios de la ciudad, como los hospitalarios. Por eso, hace un año, tomamos la decisión de transcribir esas uniones en el Registro Civil de Roma”, explicó a este diario Giulia Tempesta, una de las promotoras de la iniciativa y exconcejala del Partido Democrático (PD). “Fue entonces cuando el vicariato nos envío una virulenta nota y [el movimiento ultracatólico] Militia Christi vino a manifestarse ante el ayuntamiento”, añadió Tempesta, precisando, no obstante, que cree que "los tiempos están cambiando”.