educación secundaria

Los docentes retan la reforma de Hollande

La ministra de Educación mantendrá el texto pese a las protestas

Una profesora protesta por la ley educativa francesa en Estrasburgo.

Una profesora protesta por la ley educativa francesa en Estrasburgo.

EVA CANTÓN / PARÍS

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El único consenso existente en Francia sobre la reforma del sistema educativo es su carácter urgente si se quiere mejorar el preocupante nivel académico de los alumnos franceses. A partir de ahí, las consideraciones de tipo ideológico hacen acto de presencia e inflaman el debate. Es exactamente lo que ha pasado desde que la joven ministra de EducaciónNajat Vallaud-Belkacem, presentó el pasado 10 de marzo la reforma de la enseñanza secundaria contra la que ayer se manifestaron miles de docentes en las calles de París (10.000, según los sindicatos) y otras ciudades del país.

El rechazo que provoca la reforma no se tradujo, en cambio, en una gran movilización. Tampoco fue masiva la huelga a la que habían apelado los siete sindicatos que representan al 80% de los profesores. La secundaron entre el 30% y el 50%, dependiendo de si era el ministerio o los convocantes quien daba la cifra. En cualquier caso era una auténtica prueba de fuego para Vallaud-

Fin a las "desigualdades"

Belkacem, quien abriéndose al diálogo con el sector, dejó claro que mantendrá un texto que consideró «decisivo» para poner fin a las «desigualdades» del actual sistema.

Entre las medidas más polémicas figura la supresión de las clases bilingües, aunque se adelanta un año el aprendizaje del primer idioma extranjero y a los 12 años se inicia el estudio de un segundo. También levanta ampollas que el latín y el griego pasen a ser optativas; una metodología más interdisciplinar y la ampliación de los apoyos a los alumnos. El hecho de que el estudio del islam siga siendo obligatorio y el cristianismo medieval optativo es igualmente polémico.

El Gobierno pretende corregir la tendencia elitista del sistema educativo francés al que la OCDE sitúa entre los más injustos. Sin embargo, el proyecto es rechazado de plano por la derecha porque cree que se nivela a los alumnos «por abajo». Sarkozy ha llegado a decir que «la escuela de la República está en peligro» y su partido, la UMP, asegura que derogará la reforma si vuelve al poder.

«Aunque estamos de acuerdo en que hace falta una reforma, ésta no solo agravará las diferencias entre los institutos, sino la labor del profesor, que se complicará. Y, sobre todo, lo que no hará será ayudar a los alumnos con dificultades», decía ayer la secretaria general del sindicato Snes-Fsu, Frédérique Rolet.