convulsas elecciones en un PAíS ÁRabe

Los comicios sirios consagran el poder de Asad en plena guerra

Asad sonríe mientras vota en una escuela de Damasco.

Asad sonríe mientras vota en una escuela de Damasco.

ANA ALBA
JERUSALÉN

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Los sirios votaron ayer masivamente en las zonas del país controladas por el régimen de Damasco para dar un tercer mandato de siete años al actual jefe del Estado, Bashar el Asad, que por primera vez concurrió a los comicios junto a otros dos candidatos, cuya participación se considera meramente simbólica.

La gran afluencia a las urnas de los 9.601 colegios electorales abiertos desde las siete de la mañana en Siria -1.563 se encontraban en la capital-llevó al comité electoral a prorrogar la votación hasta las doce de la noche. En algunos colegios de Damasco, Latakia y otras localidades en manos de Asad, se veían largas colas de votantes que habían pasado controles de seguridad establecidos para evitar atentados.

Un activista opositor explicó que en Damasco y la provincia drusa de Suweida el número de votantes era «alarmante». «Mucha gente está votando y no estoy hablando de la shabbiha (milicia pro-Asad) sino de ciudadanos corrientes», subrayó. Algunos se presentaban en los colegios con banderas y retratos del jefe de Estado y los más fervientes admiradores de Asad marcaban con sangre la casilla en blanco situada bajo la foto del presidente en la papeleta de votación, que incluía también a los otros dos candidatos en liza, Maher Abdel Hafez Hayar y Hasan Abdalá al Nuri.

«Esperamos estabilidad y seguridad, si Dios quiere, ganará el presidente Bashar el Asad», dijo a la agencia Reuters Hussam al Din al Aws, profesor de árabe en una escuela, tras depositar su voto en un colegio de Damasco, ciudad empapelada con la cara de Asad desde hace días.

Aunque no se produjeron grandes incidentes, en el centro de la capital siria cayeron varios proyectiles sin causar víctimas, según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), un hecho habitual desde que hace tres años empezó la guerra, que ha causado al menos 162.000 muertos y casi diez millones de desplazados y refugiados.En Alepo (norte) murieron al menos 11 personas por el impacto de misiles disparados por grupos rebeldes contra barrios controlados por las fuerzas gubernamentales, según el OSDH.

«TRÁGICA FARSA» / Los rebeldes, la oposición política en el exilio y potencias europeas, así como países árabes del golfo Pérsico, habían calificado estos comicios de «farsa» para consolidar a Asad en el poder, reforzado ya por las victorias de su Ejército sobre el terreno en los últimos meses. «Es una trágica farsa», aseguró el ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius. «Los sirios en la zona controlada por el Gobierno sirio pueden escoger entre Bashar y Bashar», añadió.

Asad votó temprano en la escuela del Mártir Naim Muasiri, en el barrio de Al Malaki de Damasco, junto a su esposa, Asma, tal y como pudo comprobarse en las fotos distribuidas por medios afines al régimen.

Los candidatos Hayar y Al Nuri ejercieron su derecho al voto también en la capital siria. Hayar, diputado de la oposición tolerada, lo hizo en el centro instalado en la sede del Parlamento. Al Nuri, exministro de Estado para el Desarrollo de la Administración Pública y de Asuntos Parlamentarios (2000-2002), votó en el hotel Sheraton. Al Nuri manifestó que las elecciones suponían «una gran victoria nacional» en el camino hacia una «Siria nueva y democrática» y vaticinó un triunfo sobre los «terroristas», gracias a la voluntad popular.

RESPETO A LOS CIVILES / Los rebeldes que luchan para derrocar el régimen de Asad -de 48 años y que heredó el poder de su padre, Hafez el Asad- tildaron las elecciones de «ilegítimas». Pero algunos de ellos, como el Frente Islámico, anunciaron que no llevarían a cabo ataques contra colegios electorales para «no involucrar a civiles en el conflicto», explicaron en un comunicado en el que llamaron a otros grupos insurgentes a actuar de la misma manera.

Entre los civiles que más sufren la guerra civil en Siria se encuentran los refugiados palestinos del campo de Yarmuk, en Damasco, que ayer no pudieron recibir ayuda humanitaria porque el Gobierno sirio suspendió la distribución por las elecciones presidenciales, según la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA).