Londres se moviliza para salvar la unión

El nacionalista Alex Salmond, durante un acto a favor del 'sí' en Edimburgo, ayer.

El nacionalista Alex Salmond, durante un acto a favor del 'sí' en Edimburgo, ayer.

BEGOÑA ARCE / LONDRES

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Ninguno de los tres principales líderes políticos británicos es popular en Escocia. Su presencia en la campaña del referendo puede resultar incluso contraproducente. Pero a falta de mejores ideas y a la desesperada, el primer ministro conservador David Cameron, el líder de la oposición laborista Ed Miliband y el socio gubernamental liberaldemocrata, Nick Clegg, acordaron suspender hoy sus actividades en el Parlamento de Westminster y poner rumbo al norte, para entrar de lleno en la batalla contra los independentistas. Cada uno viajará a Escocia por separado y no participarán en actos comunes.

«Mañana el lugar en el que hay que estar es en Escocia oyendo a la gente», declaró Cameron. «Cada uno de nosotros tiene su propio estilo de defender que lo mejor es permanecer juntos. Pero coincidimos en que, aunque son los escoceses los que deben decidir, queremos que se queden», señaló el primer ministro, que se juega su propio futuro, junto con el de Escocia. El gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, advirtió que una Escocia independiente no podrá conservar la libra esterlina. «Una unión monetaria es incompatible con la soberanía», dijo.

La irrupción improvisada de los líderes de Westminster, tiene altos riesgos. Si por un lado la imagen de frente común, enterrando las rivalidades partidistas, realza lo histórico y crucial de la decisión de los escoceses, por otro evidencia lo crítico de la situación en que se encuentran los unionistas. Una maniobra oportunista de última hora, cuando le han visto las orejas al lobo en los sondeos. Para el ministro principal escocés, Alex Salmond, «la élite de Westminster tiene pánico, pues el suelo de Escocia se mueve bajo sus pies». El líder del Partido Nacional Escocés (SNP) cree caminar cada vez más firmemente hacia la victoria. «Vamos a ganar el referendo a favor de Escocia».

Nuevo sondeo

El anuncio del viaje se produjo horas después de que un nuevo sondeo confirmara el avance de los soberanistas. En la encuesta de TNS, un 39% votaría no y un 38% lo haría a favor del 'sí'. Los dos bandos van ahora a la par y el resultado es impredecible. Pero mientras los apoyos unionistas han ido mermando, la progresión de los soberanistas es sostenida y rápida. «Esta encuesta revela un cambio notable en las intenciones de voto», señaló Tom Costley, jefe de TNS Escocia. «Se trata de una situación muy reñida y ambas partes intenta aprovechar al máximo los últimos días de la campaña para convencer a los votantes indecisos». Esos indecisos se elevan en el sondeo al 23%, casi uno de cada cuatro electores. La indecisión no significa indiferencia. Los pronósticos auguran una participación en el referendo masiva, de en torno al 80%, que puede batir todos los récords en una democracia occidental.

Durante la intensa jornada de ayer, los representantes de laboristas, liberales y conservadores en el Parlamento escocés presentaron conjuntamente el calendario para la transferencia de nuevos poderes a la autonomía en caso de victoria del 'no'. El plan había sido avanzado la noche anterior por el exprimer ministro laborista, Gordon Brown. Los trámites comenzarían el día siguiente del referendo, el 19 de septiembre. A finales de octubre estaría listo un informe con todo lo acordado y los temas pendientes de resolución. Un mes más tarde, el 30 de noviembre, coincidiendo con la festividad de St. Andrew, el patrón de Escocia, se publicaría el documento y para enero el borrador de la nueva legislación estaría listo para ser tramitado. Pero según Salmond en la propuesta no hay nada nuevo. «Lo que hemos visto hoy es la desintegración del campo del 'no'. El respaldo a un plan que no lo es, proponiendo algo juntos, en el último momento, es porque están perdiendo esta elección».

La reina

Salmond negó las informaciones sobre la preocupación de Isabel II por la posible ruptura. La reina, aseguró, estaría «orgullosa» de convertirse en la soberana de una Escocia independiente y los escoceses de tenerla como jefa de Estado. Fuentes de palacio insisten en la neutralidad de la reina, pero sus simpatías solo pueden ser unionistas.

Tampoco está claro el entusiasmo por conservar la Corona de los escoceses que apoyan la independencia. El último sondeo de YouGow muestra que cada vez son más los votantes del 'sí', un 46%, que quieren abandonar la monarquía, frente al 40% que desea conservarla y un 14% que no lo tiene claro. Lo único evidente es que la marcha de Escocia afectaría a cada institución del que hasta hoy conocemos como el Reino Unido.