PROGRAMA ESTRATÉGICO

La UE lanza un plan para reducir la dependencia del gas de Rusia

SILVIA MARTÍNEZ
BRUSELAS

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Con la amenaza de la compañía de gas rusa Gazprom de cortar el suministro de gas hacia Ucrania más viva que nunca y el aumento de las tensiones geopolíticas, la Comisión Europea ha vuelto a mover ficha con el lanzamiento de una ambiciosa hoja de ruta con la que pretende reescribir el modelo energético europeo en busca de una mayor diversificación de fuentes, rutas, proveedores y, sobre todo, más independencia respecto de países como Rusia. «La Unión Europea tiene reglas a nivel europeo pero en la práctica hay 28 marcos regulatorios nacionales. Esto no puede continuar. Necesitamos un mercado de la energía más integrado para crear más competencia, mayor eficiencia y producir energía a precios que los consumidores puedan pagar», señala documentación presentada  por el vicepresidente Maros Sefcovic y el comisario Miguel Arias Cañete.

Los datos no dejan dudas de que la situación, dada la presión, es seria. Nada menos que el 53% de la energía que se consume en la Unión Europea procede de países terceros, con un coste anual muy abultado, que alcanza los 400.000 millones de euros o, lo que es lo mismo, entorno a 1.000 millones de euros diarios. Además, nada menos que cinco estados miembros -Bulgaria, Estonia, Finlandia, Letonia y Eslovaquia-importan todo su gas de Rusia, lo que puede ser un elemento de presión para que algunas capitales accedan a impulsar un nuevo modelo.

Diversificar fuentes

El primero de los grandes ejes descansa en el desarrollo de nuevos corredores para importar más gas de los países de Asia central y norte de Africa, como Turquía Turkmenistán o Argelia, el desarrollo de dos nuevos centros de almacenamiento de gas licuado  -uno de ellos en el Mediterráneo- y la construcción de nuevas infraestructuras que requerirán, según el vicepresidente Sefcovic, un billón de euros en inversiones de aquí a 2020. Además, la Comisión aspira a que los gobiernos europeos compartan información sobre precios, volúmenes y condiciones de compra de gas y consulten sus acuerdos con los grandes monopolios energéticos, como Rusia, antes de firmar nuevos pactos. «Tenemos una realidad diferente. Hay que hablar muy claro. Será beneficioso para todos los estados miembros», advirtió Sefcovic.

Otro de los grandes ejes de la estrategia pasa por impulsar las interconexiones energéticas, un problema que afecta muy especialmente a la península ibérica. Es más, según los informes comunitarios, España y Chipre serán en 2020 los dos únicos estados miembros que no alcanzarán el objetivo de interconexiones del 10% de la capacidad de producción eléctrica si no se impulsan nuevos proyectos. «España está en este momento en el 4% -tras la conexión Santa Llogaia/Baixas-. Si se desarrolla el proyecto del Golfo de Bizkaia-Aquitania podría llevar las interconexiones al doble, probablemente muy cerca del 8%», explicó Arias Cañete admitiendo que pasar de ese umbral dependerá de la voluntad política entre Francia, España y Portugal para pactar nuevos proyectos de interés comunitario y conexiones transpirenaicas.