ESCÁNDALO POR EL 'CASO TAPIE'

La justicia francesa imputa a Lagarde por «negligencia»

Christine Lagarde, en el despacho de su abogado en París, ayer.

Christine Lagarde, en el despacho de su abogado en París, ayer.

VICENÇ BATALLA
PARÍS

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Como si el tiempo no hubiera pasado, de nuevo un francés secretario general del Fondo Monetario Internacional (FMI) se halla implicado en un asunto judicial que puede costarle el cargo. Christine Lagarde llegó a ese puesto en julio del 2011, tras la detención en mayo de ese año de Dominique Strauss-Khan por presunta violación en Nueva York. Un mes después de su nombramiento, la exministra de Economía era convocada por primera vez ante el Tribunal de Justicia de la República por un arbitraje sospechoso en el que el empresario Bernard Tapie logró que el Estado le indemnizara con 400 millones de euros por un viejo litigio. Tras la cuarta convocatoria el martes, fue imputada por «negligencia» en el arbitraje de un caso que hipoteca su continuidad como jefa del organismo que regula las finanzas mundiales.

«Tras tres años de instrucción, de decenas de horas de audición, la comisión de instrucción del tribunal se ha dado cuenta de que yo no fui cómplice de ninguna infracción y, por tanto, ha tenido que reducir su alegato a que yo no fui suficientemente vigilante durante el arbitraje», manifestó la secretaria general del FMI en un intento de mostrar que ha salido airosa del asunto. Inmediatamente después subió a un avión para volver a su despacho de Washington y continuar ejerciendo su responsabilidad. Pero a pesar de que su delito se haya rebajado de la inicial de complicidad por desvío de fondos públicos, el de negligencia está penado con un año de prisión.

Desde Washington, el portavoz del FMI, Gerry Rice, publicó un comunicado en el que se limitó a decir que «la directora general dará evidentemente explicaciones al consejo de administración lo más pronto posible». Y el portavoz del Gobierno francés en la segunda formación de Manuel Valls estrenada ayer mismo, Stéphane Le Foll, juzgó que la cuestión de si Lagarde continúa en su puesto «es de incumbencia del FMI».

Cuando el expresidente Nicolas Sarkozy propuso a su ministra de Economía para sustituir a Strauss-Khan para así conservar una personalidad francesa en el cargo, el fiscal del Tribunal Supremo ya había pedido una investigación sobre el arbitraje a demanda de un grupo de diputados socialistas entonces en la oposición. Y Lagarde asumió el puesto con la espada de Damocles de que algún día el tema pudiera terminar mal. Durante todo este tiempo, el nuevo presidente socialista François Hollande ha preferido mantenerle la confianza porque sabe que la nueva caída de un francés haría muy difícil renovar la posibilidad de que alguien de esta nacionalidad siguiera al frente. Y más en plena crisis económica en el país.

«ESTAFA EN BANDA ORGANIZADA» / Este culebrón iniciado en los 90 es digno de un final que resuelva todos los enigmas porque actualmente implica a Tapie, a su abogado Maurice Lantourne, al magistrado Pierre Stoup que formaba parte del jurado del arbitraje, al ex presidente de un organismo público Jean-François Rocchi y al actual presidente de Orange Stéphane Richard, que fue el jefe de gabinete de Lagarde. Todos ellos están imputados por «estafa en banda organizada». Y se les puede sumar el exsecretario general del Elíseo con Sarkozy y exministro del Interior Claude Guéant. Los jueces consideran que amañaron el arbitraje para favorecer a Tapie que reclamaba desde 1994 una indemnización por la venta de la empresa Adidas, de la cual había sido propietario, al Crédit Lyonnais.

Tapie, exministro de Política Municipal con el presidente François Mitterrand, evolucionó desde ese momento como para acabar siendo amigo de Sarkozy y reunirse con él en el Elíseo, según testigos. Lagarde sigue manteniendo a Sarkozy al margen en el caso, pero puede no ser suficiente.