EL CONFLICTO DE ORIENTE PRÓXIMO

Jerusalén vive un 'día de la rabia' sangriento

Ultraortodoxos judíos en el funeral del rabino asesinado, en Jerusalén, ayer.

Ultraortodoxos judíos en el funeral del rabino asesinado, en Jerusalén, ayer.

ANA ALBA / JERUSALÉN

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La escalada de violencia que viven palestinos e israelís provocó el martes un flash-back flash-backa muchos ciudadanos. Las imágenes de un autobús en Jerusalén con las ventanas perforadas por balas recordaron los tiempos de la segunda intifada (levantamiento palestino del 2000 al 2005), en los que subirse a un transporte público era como jugar a la ruleta rusa.

La línea afectada fue la 78. Cuando el autobús recorría la calle Olei Ha-Gardom, en la colonia judía de Armon HaNatziv, en Jerusalén este -parte palestina ocupada por Israel desde 1967-, subieron dos palestinos. Uno llevaba un arma de fuego y el otro, un cuchillo.

Según el relato de la policía israelí, dispararon apuñalaron a los pasajeros. Mataron a un hombre, Haim Haviv, de 78 años, y a otra persona no identificada, e hirieron a 11 más. Un atacante murió por disparos de la policía y el otro resultó herido.

«Un amigo mío ha perdido el autobús por unos segundos. Ha corrido detrás y al ver que se paraba ha pensado que era para esperarle. Pero al acercarse ha visto a un hombre con un arma», explicó Michel, vecino de Armon HaNatziv, mientras unos operarios limpiaban la escena del atentado.

Los atacantes eran Baha Aliyan, de 22 años, y Bilal Ranem, de 24, del vecino barrio de Jabel Mukaber. Alaa Abu Jamal, de 33 años, también es de allí y casi a la misma hora en que Aliyan y Ranem asaltaban el bus, lanzó su coche contra una parada de transportes en el barrio ultraortodoxo de Geula, en Jerusalén oeste -parte israelí-. Mató al rabino Yeshayahu Krishevsky, de 60 años, bajó del vehículo y apuñaló a siete personas.

Un guardia de seguridad le disparó y lo hirió. Abu Jamal es tío de Udai y Ghassan Abu Jamal, que en noviembre del 2014 mataron a cuatro personas en la sinagoga de Har Nof, en Jerusalén.

En Raanana (centro de Israel), un palestino apuñaló a seis personas y fue reducido por transeúntes. Poco antes, otro hirió levemente con un cuchillo a dos personas y fue arrestado tras ser herido por disparos. Los dos atacantes son de Jerusalén este. En el quinto ataque de ayer, un israelí judío acuchilló a otro pensando que era árabe y le produjo heridas leves, en Kiriat Ata (norte de Israel).

Quejas

Los vecinos de la colonia de Armon Hanatziv se quejaban ayer de la falta de seguridad al alcalde de la ciudad, Nir Barkat, en el lugar del ataque. «El número de terroristas que ha salido de vecindarios árabes de Jerusalén es inaceptable», indicó el alcalde, que recomendó ayer al Gobierno del premier israelí, Binyamin Netanyahu, «cerrar los barrios palestinos de Jerusalén. Hay que tomar medidas severas y aislar y controlar a la gente que entra y sale».

El gabinete de seguridad del Gobierno israelí se reunió de urgencia para estudiar medidas «que acaben con la violencia». Fuentes del Ejecutivo señalaron que unidades del Ejército reforzarán a la policía en las ciudades, se pondrán barreras en los accesos a los barrios de Jerusalén este -que podrían ser rodeados por fuerzas de seguridad-, se destruirán las casas de los que cometan ataques días después y se revocará la residencia de sus familias en Jerusalén.

Netanyahu aseguró ayer en el Parlamento israelí que Israel «ajustará cuentas con los asesinos» y dijo al presidente palestino, Mahmud Abbás, que «deje de incitar y mentir» y «luche contra los extremistas».

Abbás no tiene jurisdicción en Jerusalén este porque está ocupado por Israel. Sí tiene el control en algunas zonas de Cisjordania -el 60% depende administrativa y militarmente de Israel-, donde ayer siguieron las protestas y los disturbios de jóvenes.

Según la Media Luna Roja, el Ejército israelí mató a un palestino en Belén e hirió a al menos 329 en protestas del Día de la Rabia, en varias localidades cisjordanas. En Gaza, donde decenas de personas volvieron a franquear la valla fronteriza con Israel, hubo 40 hospitalizados. Desde el día 1 han muerto 30 palestinos -11 de ellos atacantes o presuntos agresores- y siete israelís, y han resultado heridos más de 1.400 palestinos y medio centenar de israelís.