LACRA SOCIAL EN LA INDIA

La India dice basta

Ola de disturbios 8 La policía usa cañones de agua para intentar controlar a los manifestantes concentrados en Nueva Delhi tras la violación.

Ola de disturbios 8 La policía usa cañones de agua para intentar controlar a los manifestantes concentrados en Nueva Delhi tras la violación.

EL PERIÓDICO
NUEVA DELHI

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Mientras ella se debate entre la vida y la muerte, la capital,Nueva Delhi, está inmersa en una ola de violencia sin precedentes. Laviolaciónno es, ni mucho menos, undelitoajeno a las mujeres de laIndia, donde cada 18 horas se produce una agresión sexual. Pero la brutalidad del ataque múltiple a una joven en un autobús el pasado 16 de diciembre ha hecho aflorar la ira por unproblema social endémico. La furia de las mujeres, por supuesto, pero también la de hombres que son esposos y padres de niñas constantemente amenazadas.

Una estudiante de 23 años de Nueva Delhi, acompañada de un amigo, volvía en autobús de ver una película hace poco más de una semana. Subieron en la zona de Munirca con la intención de dirigirse a Dwarka, en el sudeste de la capital. En el trayecto, ella fue violada por seis hombres durante, aproximadamente, una hora. Posteriormente, la pareja fue golpeada con barras de hierro y lanzada a la calle desde el autobús en marcha hasta que fueron atendidos por transeuntes. Las autoridades han detenido a seis personas como presuntos autores de las agresiones, entre los que se encuentra el conductor del autobús.

Aunque los dos jóvenes fueron inicialmente hospitalizados, solamente la mujer se encuentra todavía ingresada ya que ha debido ser sometida a varias intervenciones quirúrgicas. El hombre fue golpeado hasta perder el conocimiento pero ya ha sido dado de alta.

«Esel caso más gravede violación que hemos tratado», aseguró el portavoz del equipo médico que ha tratado a la joven, estudiante de farmacia que, además, presentaba múltiples lesiones producidas con un objeto sin punta.

Miles de manifestantes

La virulencia de lasprotestasdesatadas durante el pasado fin de semana -que aún colean-, ha sido proporcionales al salvajismo de la agresión. Más de un centenar de manifestantes han resultado heridos de diversa consideración durante los enfrentamientos con la policía y más de 60 agentes también han padecido lesiones. Las protestas han aglutinado a miles de personas. Las inmediaciones al palacio presidencial y al Parlamento están fuertemente custodiadas para evitar el asalto de la multitud. El pasado domingo, la policía se vio obligada a defender los dos emblemáticos edificios con el uso de gases lacrimógenos. La seguridad fue reforzada especialmente ayer coincidiendo con la visita a la capital india del presidente ruso, Vladimir Putin.

Hasta el punto de que el primer ministro indio, Manmohan Singh, ha hecho un llamamiento público a la calma. «Se ha desatado una ola de cólera y angustia justificada tras este acontecimiento atroz», reconoció el primer ministro para, a renglón seguido, comprometerse a velar por laseguridad de las mujeres indias.

«En tanto que padre de tres hijas, tengo los mismos sentimientos que vosotros y nos aseguraremos que se haga justicia», añadió en una comparecencia televisada.

Batería de medidas

De momento, con la intención de tranquilizar la furia colectiva, el Gobierno ya ha anunciado una primera batería de medidas para luchar contra esta lacra social: más patrullas, controles a conductores de autobuses y a sus asistentes y multas a los autobuses que lleven cristales tintados y cortinas.

También se ha reabierto el debate sobre elendurecimiento de las penas. Pero son muchos los sectores que abogan por lapena de muerte. Para los más, la ley ya es adecuada y solo hace falta aplicarla con rigor.